Que el mayor de entre ustedes sea su servidor

- X X X I º Domingo del Tiempo Ordinario -

Canónigo Juan de Dios Olvera Delgadillo
Canónigo Juan de Dios Olvera Delgadillo

Del santo Evangelio según san Mateo: 23,1-12

         En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame maestros.

    Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen maestros, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen padre, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar guías, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes  sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido

 Palabra del Señor.       R. Gloria a ti, Señor Jesús.

COMENTARIO: 

  1.  Jesús nos invita a tener total confianza y apertura con Dios, total sinceridad, y a evitar la hipocresía que nos lleva a predicar una verdad pero a desacreditarla con nuestras propias obras, contrarias a dicha verdad. Los escribas y fariseos hacían peor aun, pretendían ser los dueños de la verdad de Dios:En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos; como sea, si es Palabra de Dios, nos corresponde obedecerla: Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra
  2. “Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover”: sería como el abuso de la autoridad espiritual que tenían escribas y fariseos para servir; en lugar de ello, la usaban para oprimir, dominar y sacar provecho material y particular. En contrapartida el discípulo de Cristo, debe tener totalmente otra actitud, que tenga a Dios en el centro, y a él sólo le rinda el culto que se merece. La autoridad espiritual, según Nuestro Señor Jesucristo, tiene todo otro sen
    tido, donde se pone en primer lugar, no la persona del ministro que transmite la Palabra, sino al autor de la misma Palabra, es decir, a  Dios mismo; origen de toda Palabra revelada y de toda autoridad.
  3.  Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame maestros’”: Esa es la actitud de poner en primer lugar al mensajero antes que al mensaje, al predicador antes que a la Palabra de Dios. Predicadores vacíos e infecundos son los que al Predicar la Palabra ““Todo lo hacen para que los vea la gente” y para que, vacíamente, los llamen “maestros”.
  4. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen maestros, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos: mensaje claro de Cristo, sólo hay un Padre celestial, y entre ustedes que no haya nadie que se crea tan superior que deje de ser fundamentalmente “hermano”. Vivir esta radical fraternidad es más trascendente que tener “maestros”, pues sólo hay un divino Maestro: Cristo, el Hijo de Dios que conoce desde toda la eternidad al Padre y nos lo muestra y revela.
  5. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen padre, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial: No significa que no podamos llamar padre o papá a nuestros padres biológicos, pues el mismo mandamiento nos dice: “honrarás a tu padre y a tu madre”; la frase evangélica significa que, en sentido estricto radical y último, el único Padre, origen de toda paternidad, es el Padre celestial, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, el cual le participa de su paternidad a la humanidad. Todo hijo de Dios por el bautismo, sólo tiene un Padre que le ha engendrado para la vida eterna, de ahí que nuestra plegaria más perfecta sea la del “Padre nuestro”.
  6. No se dejen llamar guías, porque el guía de ustedes es solamente Cristo: Jesús es el culmen de los guías del Antiguo Testamento, es decir, de los profetas. Moisés y todos los profetas señalan a Jesús como al único guía verdadero que nos conduce a la vida eterna; tal y como los apóstoles pudieron contemplar en el monte Tabor, en la transfiguración: Moisés y Elías en torno a Cristo, y la voz del Padre celestial que dijo: “Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo (Mt 17,5).
  7. Y Jesús, finalmente sentencia como ley para toda autoridad entre sus discípulos: Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido: Toda autoridad en la Iglesia tendrá que ser servicio a los hermanos, sea como predicación fiel de la verdad, o como conducción pastoral, etc.. El servicio nos conduce a la humildad de considerarnos sólo siervos, y hasta siervos inútiles (Lc 17,10)).
  8. Que nuestra Madre Santísima, en quien Dios contempló la humildad de su sierva (Lc 1,48), nos enseñe existencialmente el camino del servicio humilde y fiel de los hijos de un único Dios y Padre.
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