* Ninguna victoria armada compensará el dolor de las madres, el terror de los niños, el futuro robado: es el llamado del Papa después del Ángelus, refiriéndose a las guerras en curso, especialmente la situación en Irán, Israel y Palestina
“Se suceden noticias alarmantes desde Medio Oriente, especialmente desde Irán”, comenzó diciendo el Pontífice. En su mensaje, advirtió que el sufrimiento de la población civil, particularmente en Gaza y en otros territorios afectados, corre el riesgo de ser olvidado en medio de la escalada bélica y la tensión geopolítica. La urgencia de un apoyo humanitario adecuado, subrayó, es cada vez más apremiante.

En la Solemnidad del Corpus Domini, el Evangelio de hoy nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen cuanto más se comparten. El Papa en el Ángelus …
“Hoy más que nunca, la humanidad clama e invoca la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por palabras retóricas que incitan al conflicto.”
León XIV recordó que no existen conflictos “lejanos” cuando la dignidad humana está en juego. “Cada miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral: detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en un abismo irreparable”, dijo. El Pontífice también condenó la idea de que la guerra pueda ser una solución:
“La guerra no resuelve los problemas, al contrario, los agrava y causa heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado.”
El Papa concluyó urgiendo la acción diplomática:
“¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, y no con violencia y conflictos sangrientos!”
Situación actual en Oriente Medio:
Estados Unidos entró abruptamente en la guerra entre Israel e Irán con un bombardeo a las tres principales instalaciones nucleares iraníes: Fordó, Natanz e Isfahán.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que “no se ha registrado” por el momento ningún aumento en los niveles de radiación fuera de las tres instalaciones nucleares atacadas por Estados Unidos en suelo iraní.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo sentirse «gravemente alarmado por el uso de la fuerza de Estados Unidos contra Irán».
Advirtió:
no hay solución militar» que sustituya a la diplomacia.
Por ello, llamó a todos los estados miembros de la ONU a obrar por la desescalada y «respetar sus obligaciones bajo la carta fundacional de la ONU y las demás reglas de la ley internacional».

Un familiar de una de las víctimas de Gaza, en la morgue (AFP or licensors)
Los ataques israelíes han matado a más de 200 personas y han causado más de un millar de heridos en la Franja de Gaza en las últimas 48 horas, según el último recuento del Ministerio de Sanidad del enclave. Así, el total de gazatíes muertos asciende ya a 55.908 y el de heridos a 131.138, desde el inicio de la ofensiva israelí contra la devastada Franja que lleva activa más de 20 meses y con las negociaciones para un alto el fuego totalmente congeladas.
En la Eucaristía, «Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que traemos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor».
El Papa subrayó que en la dramática situación que atraviesa Israel y Palestina, existe el riesgo de olvidar el sufrimiento cotidiano del pueblo palestino, especialmente en Gaza y en otros territorios, donde se hace cada vez más urgente la necesidad de una asistencia humanitaria adecuada.
«La humanidad clama y suplica por la paz», enfatizó León XIV . Añadió que es un clamor de responsabilidad y razón que no puede ser acallado por el clamor de las armas y la retórica que incita al conflicto.
Todo miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral: detener la tragedia de la guerra antes de que se convierta en una catástrofe irreversible.
«No hay conflictos lejanos cuando está en juego la dignidad humana», enfatizó.
El Papa enfatizó que la guerra no resuelve los problemas, al contrario, los intensifica y deja profundas heridas en la historia de las naciones, que necesitan generaciones para sanar. «¡Que las naciones forjen su futuro mediante acciones por la paz, no mediante la violencia y conflictos sangrientos!», exhortó León XIV.
Desde la ventana del Palacio Apostólico, León XIV, en la catequesis del Ángelus pronunciada hoy, 22 de junio, Solemnidad del Corpus Christi (celebrada el jueves o domingo después de la Santísima Trinidad), enfatizó cómo Cristo se hace don por nosotros y conoce profundamente nuestra naturaleza humana.
Y recordó hoy que a las 17:00 preside la Misa en la Basílica de San Juan de Letrán y participará en la procesión eucarística por las calles de Roma hacia la Basílica de Santa María la Mayor.
«Cantaremos, rezaremos y finalmente nos reuniremos frente a la Basílica de Santa María la Mayor para implorar la bendición del Señor sobre nuestros hogares, nuestras familias y toda la humanidad», dice el Papa.
Que esta Celebración sea un signo luminoso de nuestro compromiso de ser cada día, a partir del Altar y del Sagrario, portadores de comunión y de paz unos para otros, en el compartir y en la caridad.
Los dones de Dios
El Pontífice se centró en el Evangelio del día de Lucas, que narra el «sorprendente resultado» de la multiplicación de los panes y los peces, para subrayar cómo «el milagro, más allá del prodigio», es una «señal» y «nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen cuanto más se comparten».
Pensemos en lo hermoso que es, cuando damos un regalo, quizás pequeño, proporcionado a nuestras posibilidades, ver que es apreciado por quien lo recibe».
Y añadió:
«Nos alegramos» cuando vemos que «ese regalo nos une aún más a quienes amamos».
Pues bien, en la Eucaristía, entre nosotros y Dios, esto es exactamente lo que sucede: el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, un Sacrificio de amor por la salvación del mundo.
Un Dios que nos conoce.
En esta solemnidad en la que se celebra el Cuerpo y la Sangre de Cristo, León XIV destacó una realidad aún más profunda: que en la raíz de cada participación humana hay una mayor, que la precede: la de Dios hacia nosotros.
Él, el Creador, que nos dio la vida, para salvarnos pidió a una de sus criaturas que fuera su madre, que le diera un cuerpo frágil, limitado y mortal, como el nuestro, confiándose a ella como un hijo. Así, compartió plenamente nuestra pobreza, eligiendo usar, para redimirnos, lo poco que podíamos ofrecerle.
CIUDAD DEL VATICANO.
DOMINGO 22 DE JUNIO DE 2025.