¿Qué aspectos de mi persona debo vigilar más?

Bienvenidos a esta reflexión desde la Palabra de Dios en el I Domingo del Adviento.

Mons. Cristobal Ascencio García
Mons. Cristobal Ascencio García

Damos inicio con este domingo a un nuevo año litúrgico, es el ciclo A. En este año o ciclo, el Evangelio que nos marcará la liturgia es el de san Mateo. Recordemos que en el Adviento el color litúrgico es el morado que significa preparación espiritual y penitencia. En el Adviento se pretende prepararnos más para celebrar la última venida de Jesús y el último domingo de adviento nos prepara para celebrar su primera venida en la historia, para celebrar el nacimiento de Jesús.

Son dos los mensajes principales de la Palabra de Dios en este domingo: Vivir la esperanza y estar preparados. Adviento es esperar al que viene; nuestro mundo necesita una buena dosis de esperanza, hagamos posible la esperanza a los que viven desesperanzados.

El pasado trece de noviembre el Evangelio nos situaba a un Jesús rodeado de sus discípulos en el atrio del templo de Jerusalén y allí les dice que ese templo majestuoso será destruido, no quedará piedra sobre piedra. Hoy domingo se encuentra en el Huerto de los Olivos en la intimidad con sus Apóstoles, le preguntan: ¿Cuándo va a suceder? ¿Qué señales habrá? Y Jesús empieza su discurso escatológico, del cual, lo central es que: El día y la hora nadie la sabe, de allí que hay que estar preparados siempre.

En el Evangelio está muy fuerte la invitación a la vigilancia; y para que quede bien claro, compara estos tiempos con los tiempos de Noé, donde nadie se lo esperaba hasta que llegó el diluvio. Después cuenta una pequeña parábola para remarcar la vigilancia: Si un padre supiera a qué hora vendrá el ladrón…”. Jesús invita a sus oyentes a estar siempre preparados y nos sigue invitando a todos a que vivamos alertas, despiertos, vigilantes; ya que no sabemos el momento de la venida de Jesús. No estemos pensando tanto en el fin del mundo, más bien pensemos que el Señor nos puede llamar a cuentas en cualquier momento, la vida depende de Dios y no de nosotros.

Hermanos, el Evangelio nos sigue invitando a estar vigilantes, y estar vigilantes significa, que estamos atentos a la realidad, a todo lo que nos acontece, que seamos capaces de escuchar los gemidos de los que sufren, que seamos capaces de hacer lo que nos toca para mejorar el ambiente. Como cristianos no podemos ser indiferentes ante lo que pasa, no podemos seguir adormecidos, no podemos acostumbrarnos a sólo oír el Evangelio y a vivir la vida carente de sentido. Ciertamente la sociedad actual nos cerca y nos atonta, entretiene y atiborra nuestra atención con las promesas de bienes superfluos y banales, intenta distraernos con juguetes de usar y tirar, quiere que nos distraigamos con espectáculos y celebridades mediocres y sin luz verdadera y salvadora. Nuestra obligación como cristianos es no dejarnos engañar, no perder de vista lo esencial, mantener vivo el fuego de nuestra fe, la luz de nuestra esperanza.

Si no despertamos, si no vivimos vigilantes, nos puede suceder lo de aquellos de la parábola, que al final se extrañan y preguntan:

Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o extranjero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te asistimos?…

Hermanos, todos sabemos que vivimos en una sociedad marcada por el materialismo, una sociedad que presenta la felicidad entre oropeles o frivolidad; esta sociedad nos ha ido deshumanizando poco a poco, respondemos a los comerciales televisivos, a las modas implantadas por los medios electrónicos; hemos caído en un individualismo, en un buscar la felicidad o bienestar a bajo costo. Quizá los grandes empresarios han querido adormecernos y conducirnos a través de necesidades creadas por ellos mismos. Tal vez estamos cómodos con esta vida que sigue deshumanizándose, pero como cristianos debemos despertar y creo que una pregunta muy actual es: ¿Cómo despertar? ¿Qué nos está causando ese adormilamiento como cristianos? ¿Acaso nuestra mente está embotada por la rutina, la dispersión, el cansancio, el vacío? Al inicio de este tiempo, es una buena oportunidad para que analicemos nuestro diario vivir, que analicemos nuestra vida…

Padres de familia, me ha tocado ver que muchos de ustedes le dan el celular a su hijo para que se divierta o para que los deje un rato en paz; el niño se divierte, pero adquiere una adicción y después ustedes se quejarán porque el adolescente no les hace caso por estar en el celular. Papás, despierten, estén atentos a lo que les acontece a sus hijos; ahorita se está formando en el individualismo, donde sólo tú importas, y el día de mañana nos asustamos porque los hijos abandonan a sus padres.

Yo hago una invitación para que ustedes padres de familia se den cuenta en qué tiempo viven, es momento de despertar, no basta quejarnos del rumbo que lleva la sociedad, es necesario también que veamos lo que estamos descuidando en la familia, eso debe llevarnos a analizar qué es lo que debemos cambiar, y a qué debemos dedicar más atención y más tiempo.

Jesús nos sigue exhortando: Estén vigilantes”. Hermanos vivamos despiertos en este mundo tan complicado. Si Jesús nos llama a cuentas hoy ¿cómo nos encontraría? ¿qué aspectos de mi persona debo vigilar más?

Les bendigo a todos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. ¡Feliz domingo para todos!

Comparte:
Obispo de la Diócesis de Apatzingan