El aborto parece imparable en el país. Ahora, el Estado de Puebla se asoma ante la inminente aprobación de su despenalización. Con el rechazo de la Iglesia católica de Puebla y de otros sectores, esta práctica dejaría de ser punible hasta las 12 semanas de gestación.
De aprobarse, se convertirá en la décimo cuarta entidad en tolerar, avanzando así el criterio impuesto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el cual el aborto ahora es inocuo, un procedimiento resultado del ejercicio de un derecho. Debido al amparo concedido a diversas organizaciones, la práctica de abortos seguros tiene por sustento los derechos humanos a la igualdad y no discriminación y a la salud beneficiando a las mujeres gestantes que deseen, por propia voluntad, echar mano de la práctica de abortos.
Lo anterior no es de poca cosa. Cae así una barrera. El delito de aborto consentido deja de serlo. Dependiendo de cada legislación estatal, ahora quedará a criterio de los legisladores los límites para que no sea punible y legalizarlo. Lo mismo podrá ser un aborto legal entre las doce y 14 semanas como dejarlo para un término más amplio.
De inmediato, la Iglesia católica poblana, encabezada por el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, llamó la atención con el argumento que es un principio fundamental: el derecho a la vida. “Hay temas más urgentes que atender”, dijo a legisladores del Estado puntualizando sobre las urgencias de inseguridad, violencia, salud, educación o la promoción de la cultura y, con la despenalización del aborto, “manchen sus manos de sangre inocente”, aspirando a la promoción de los valores y de los derechos humanos.
No obstante, lo que se aprecia como una dictadura ideológica y violenta pasa por encima de otras cuestiones esenciales y de derechos. Parecen desgastados los argumentos en torno a la dignidad de la vida; los abortistas se saltan criterios elementales y juicios científicos demostrando que hay vida humana desde el momento de la concepción y no a partir del nacimiento. Ríos de tinta han brotado en torno a esta discusión de absolutos, pero ahora, la decisión se resuelve con los argumentos relativistas que ponderan el pragmatismo contra las evidencias del inicio de la vida humana.
Pero podría venir lo peor. El de una inminente aprobación del aborto a nivel federal ante el control “sin control” del Congreso de la Unión de la mayoría oficialista que podría poner el aborto como un derecho reproductivo y despenalizarlo para que en instituciones de salud pública federal pueda ser practicado con dinero público. Puebla podría ser la antesala del avasallamiento de México ante el abominable crimen contra la vida de los que menos se pueden defender.
