No, Víctor «Tucho» Fernández –argentino, hoy ex arzobispo de La Plata–, no puede asumir el cargo de jefe del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que le asignó su amigo y compatriota, el Papa Francisco el 1 de julio: encubrió los abusos de un sacerdote .
Por eso Diego Pérez , hoy de 32 años, víctima de abusos a los 16 años de edad por parte del sacerdote «protegido» por Fernández, llegó a Roma desde el 26 de septiembre para manifestarse frente a la sede del Dicasterio, a pocos pasos de San Pedro.
Perez manifiesta su consternación por el alto cargo otorgado al arzobispo. Lo acompaña el abogado Sergio Salinas, de la Red Internacional Contra el Abuso Infantil Eclesiástico ECA (Ending Clergy Abuse), una red de una treintena de personas contra el abuso de sacerdotes y monjas, y a una figura recurrente para las víctimas del Instituto Próvolo (ver aquí y aquí ).
Salinas explicó que El viaje de Pérez fue financiado por ECA y, sobre la víctima, dijo al diario argentino Clarín , que «este viaje fue muy emotivo para Diego, porque revivió todo el terror que sufrió cuando era adolescente».
En el origen de tanto terror de Diego Pérez, el sacerdote depredador Eduardo Lorenzo (ex capellán del penal bonaerense) que abusó sexualmente de al menos cinco niños que asistían a sus parroquias de Omos y Berisso en La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires).
El abusador, habiendo terminado procesado, arriesgándose a 25 años de prisión, se suicidó con un revólver en la sede de Cáritas en La Plata, adonde había sido enviado por las autoridades eclesiásticas al descubrirse abusos a niños y adolescentes.
Su situación procesal se complicó cuando, con base en un informe psiquiátrico, la Pericia Forense porteña concluyó que el imputado tenía «rasgos psicopáticos, perversos, narcisistas y obsesivos».
El sacerdote ya había sido denunciado en 2008 por tres jóvenes víctimas. Sin embargo, la investigación no procedió y se cerró sin citar a los perjudicados.
Respecto al obispo amigo de Francisco, «Tucho» fernández, se recuerda que al conocer la noticia del suicidio de Lorenzo Fernández firmó una comunicación oficial con estas palabras: «La comunidad arquidiocesana, ante la muerte de nuestro hermano Eduardo Lorenzo, quien se quitó la vida después de largos meses de enorme tensión y sufrimiento, no podemos dejar de unirnos en oración por él, para que el Dios de la vida lo acoja con amor infinito».
Unos días después convocó a una misa de despedida para Lorenzo, en la iglesia de la Inmaculada Madre de Dios, en Gonnet.
ADISTA.