¿Proteger o fortalecer a los hijos?

Pablo Muñoz Iturrieta
Pablo Muñoz Iturrieta

Toda madre se preocupa por el futuro de sus hijos y no hay nada que tema más que los peligros que se encuentran en este mundo cruel. Toda madre percibe ese peligro como una especie de monstruo mítico que quiere devorar a sus hijos. Y un impulso natural de protección lleva muchas veces a la madre a construir como un castillo donde guardar y proteger a sus hijos del mal: de la droga, del alcohol, de las malas compañías.

Sin embargo, ese celo por sus hijos puede también llevar a la madre a una especie de sobreprotección que en vez de generar hijos fuertes los hace débiles. Cuántas veces la madre, tratando de proteger a sus hijos del monstruo que nos rodea, fabrica como paredes altísimas para proteger a su hijo del monstruo externo, pero de esa manera se convierte ella misma en monstruo que ella buscaba evitar. Y así los hijos, al estar sobreprotegidos por esa madre celosa, terminarán tarde o temprano fracasando cuando surja algo peligroso, porque un niño sobreprotegido termina siempre desorientado, inmaduro y débil.

La madre pude objetar y decir: “Yo no quiero que mis hijos sufran lo que yo pasé”. Sin embargo, no está en nuestras manos el decidir cuál será la experiencia humana de nuestros hijos. Por lo que hay que aprender de la experiencia propia y no decir: “esto nunca les pasará a mis hijos”, sino por el contrario preguntarse “si a mis hijos les llegara a pasar lo mismo que a mí, ¿cómo puedo fortalecerlos de antemano para que lo sobrelleven mejor que yo?”.

Es ahí cuando no solo aprendemos de la experiencia, sino que también educamos a nuestros hijos, es decir, los guiamos en la adversidad. Porque educar no significa tanto proteger como fortalecer.

¿Quieren hijos protegidos pero débiles, o hijos alertas y fuertes ante el mundo que los quiere devorar? Educar significa guiar e implica hacer fuertes a nuestros hijos.

No olviden que, aunque hay que educar a hijos obedientes, también hay que ayudarlos a que sean independientes y se hagan sus propias cosas. Queremos niños que ante la adversidad sean personas fuertes, no sobreprotegidas. Porque la sobreprotección maternal genera hijos débiles.

Te invito a tomar el curso para padres y formación personal, que te guiarán en esta difícil tarea como padre o madre.

Comparte: