Los Redentoristas Transalpinos, que celebran la misa en rito romano, se defienden con una queja canónica contra el obispo Michael Gielen de Christchurch, Nueva Zelanda, que los está echando de la diócesis.
El mes pasado, una visita apostólica concluyó con la recomendación de que se prohibiera a la orden celebrar misa en la diócesis. El obispo siguió de buen grado las instrucciones del Vaticano.
El abogado canónico de la orden ha solicitado ahora formalmente que el obispo anule su decisión.
Si esa petición es denegada, la orden tiene intención de llevar el caso ante el más alto tribunal de la Iglesia, la Signatura Apostólica.
Pero incluso los redentoristas deben saber que no hay ninguna posibilidad de ganar un caso contra el Vaticano en el Vaticano.
Se espera que el obispo Gielen responda a la petición de la orden en las próximas semanas.
Por ahora, los Redentoristas permanecen en la diócesis, celebrando actualmente misas «privadas». Algunos feligreses asisten a las misas.
El obispo Gielen les ha dado 90 días, hasta principios de octubre, para abandonar la diócesis.
Hacerlo significaría abandonar una comunidad de católicos comprometidos y perder una propiedad con un valor catastral colectivo de 4,5 millones de dólares.
NUEVA ZELANDA
Zenit/esnews.
