Miles de personas recorrieron las calles de Cracovia, en Polonia, rindiendo homenaje a Cristo Rey e instando a las autoridades espirituales y estatales a reconocer la obligación de aceptar su reinado no solo en la vida privada, sino también en público.
La Procesión Nacional de Cristo Rey tuvo lugar este año bajo el lema: ¡CRISTO REY, NUESTRA ESPERANZA!
Como nos recuerdan los organizadores, el Señor Jesús dirigió las siguientes palabras a la sierva de Dios, Rozalia Celakówna: « Polonia no perecerá si acepta a Cristo como Rey en el pleno sentido de la palabra, si se somete a la Ley de Dios, a la ley de su amor. De lo contrario, no perecerá» . La importancia del reinado de Cristo en los corazones, pero también en el estado y en la legislación fue enfatizada unánimemente por todos los participantes de la marcha de Cracovia.
El evento comenzó con una Santa Misa en el Santuario de la Divina Misericordia de Łagiewniki a las 12:00. Tras la misa, se leyó una carta del presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda, dirigida a los participantes de la marcha. A continuación, comenzó la formación de la Procesión Nacional de Cristo Rey, con reliquias, figuras de Cristo Rey, pinturas y pancartas. Había alrededor de 150 reliquias de santos presentes en el lugar.
La procesión fue organizada por la Obra Nacional de Entronización de Jesucristo Rey, y contó con la presencia de representantes de numerosas organizaciones, entre ellas los Guerreros de María, el Rosario de Hombres, los Soldados de Cristo, la Hermandad de Fusileros, el Movimiento Nacional, la Juventud Panpolaca, el Centro para la Vida y la Familia, el Instituto Ordo Iuris y la Asociación Padre Piotr Skarga.
La procesión atravesó la circunvalación de Cracovia y, a lo largo de las calles Podgórze y Kazimierza, llegó a la sede de los reyes polacos: Wawel. Durante el recorrido, se recitaron las tres partes del Rosario y se cantaron cánticos religiosos. La Procesión Nacional de Cristo Rey entró en Wawel con el cántico « Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat». La última oración tuvo lugar en el patio del castillo, y en la Catedral de Wawel se organizó la adoración a Jesucristo Rey, escondido en el Santísimo Sacramento.
CRACOVIA, POLONIA.
