Considero que es mi deber, antes de decir nada, demostrar cuál es la naturaleza del hombre y de la mujer, tal como fue creado por Dios. Esto es lo que leí en un comentario reciente, escrito antes de la publicación del documento pontificio Fiducia Supplicans ( aquí )
El hombre creado por Dios a su imagen y semejanza, es creado varón y mujer.
No dos machos.
No dos hembras.
Un macho y una hembra.
La diferencia de género (masculino y femenino) es la esencia de la creación del hombre.
Sólo en una naturaleza humana que está muerta a su verdad – si está muerta a su verdad de naturaleza, atestigua y revela que está muerta a su verdad de relación de su ser que es eternamente de su Dios por naturaleza física, metafísica, espiritual. constitución-, sólo en la muerte a su Dios…puede el hombre morir a su naturaleza.
Pero si muere a su naturaleza, muere a toda su verdad, muere también a su constitución ontológica de haber sido creado, el hombre, en la diferencia de género: masculino y femenino.
En nuestro mundo que con voluntad satánica ha decidido que toda la verdad de la creación debe ser cancelada –nuestro mundo hoy está gobernado por el ateísmo más universal y sofisticado-, nada en el hombre debe referirse a un Dios Creador y Señor:
- Ninguna relación con Él permanecerá.
- Incluso los signos físicos del cuerpo que sugieren una diferencia de género, deben desaparecer.
- Incluso el matrimonio, que es la verdad de la esencia del hombre, debe desaparecer.
- También debe desaparecer el propósito del matrimonio.
- En la sociedad moderna, así como el hombre «crea» su cuerpo, también le da el propósito a su cuerpo.
- No debe existir ninguna verdad trascendente, objetiva, universal y sobrenatural, y no debe volver a existir nunca más para el hombre.
Todo debe ser ahora una inmanencia mortificante y todo debe depender o derivar de la voluntad del hombre, ayudado por su ciencia atea.
Al hombre, varón y mujer, Dios se dirige:
«Dios los bendijo y les dijo: «Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla, dominad los peces del mar, las aves del cielo y las aves del cielo. todo ser viviente que se arrastra sobre la tierra».
El fin unitivo y el fin procreador son un solo mandato.
Dado que el propósito procreador debe darse única y siempre dentro de la familia creada con pacto indisoluble únicamente entre un hombre y una mujer, ahí donde el propósito procreador no puede existir, ni siquiera existe, no puede existir el propósito unitivo: entre dos mujeres y entre dos hombres no hay propósito unitivo ni propósito procreador. Esa es la verdad de la naturaleza, no la verdad de la revelación o la religión.
Todo el Primer Capítulo del Génesis es la verdad de la naturaleza. Es una verdad de la naturaleza testimoniada por la historia.
Repetimos: sólo el pensamiento ateo puede justificar la unión entre dos personas del mismo sexo: mujer con mujer y hombre con hombre.
El pensamiento ateo debe saber que va en contra de la naturaleza misma de las cosas. Así como por naturaleza dos hembras no pueden procrear, así por naturaleza tampoco dos machos podrán procrear jamás. Decir estas cosas no es homofobia. Es simplemente decir una verdad de la naturaleza. Dios creó un varón y una mujer. Es la verdad de la naturaleza.
Ante esta verdad de la naturaleza, porque es la verdad de la creación – el hombre hecho por Dios es varón y hembra y no otro – preguntémonos:
Si ni siquiera Dios podrá modificar su obra, porque fue hecha a imagen y semejanza de sí mismo – la naturaleza divina es eterna e inmutable – ¿podrá cualquier hombre hacerlo, sea creyente, no creyente, ateo, incrédulo, religioso, clerical, anticlerical, católico, no católico, de cualquier otra religión?
No puede, porque el hombre puede matar pero no puede resucitar; puede destruir pero no puede crear; Puede que no acepte su verdad de la creación, pero en ningún caso la creación obedecerá su voluntad. El daño causado por él al no acoger cada verdad de la creación es extremadamente enorme.
He aquí entonces mi pregunta:
Cuál es el punto, el objeto de bendecir a una pareja que no está compuesta según su verdad de la creación?
Si Dios no puede bendecir lo que es contrario a su naturaleza –y el hombre fue creado a imagen de Dios– ¿qué significado tiene tal bendición para la Iglesia?
Es una respuesta que no la debemos dar nosotros, sino quienes escribieron el documento.
Para nosotros, bendecir lo que no puede ser bendecido es simplemente un engaño perpetrado contra personas que ciertamente no necesitan ser engañadas.
Al fin y al cabo, siempre se nos repite que la Doctrina de la Iglesia no ha cambiado y que esta es sólo una solución pastoral. Ante tal argumento, es necesario entonces plantear la otra pregunta:
Pero es que acaso puede la pastoral existir separada de la doctrina?
Son preguntas que esperan respuesta. No estamos en contra de los documentos. Sólo pedimos respuestas que puedan ayudar a que nuestra fe esté fundada en la verdad más pura de nuestra Revelación Divina. No quieren nada más. No pedimos nada más.
Por Paolo Marraffa.
Roma, Italia.
SabinoPaciolla.