Proviene de la misa preconciliar, cuando muchos se distraían
Durante la misa preconciliar (que se celebraba en latín, y en la que los fieles miraban al sacerdote de espaldas) muchos fieles se desconcentraban, se distraían o no distinguían los diferentes momentos de la misa. Así que se llamaba la atención de los fieles con una campanita para orientarlos en los momentos culminantes de la misa, y más concretamente en el momento central de la misa (la consagración).
En el caso de la consagración, se llamaba la atención mediante dos signos: la campanita que tocaba el monaguillo y la colocación de una palmatoria (un platito con un soporte en forma de cilindro en el centro y con asa, donde se colocaba una vela) con una vela encendida en el altar.
Esos signos permitían que la gente supiera que algo importante estaba sucediendo, o estaba a punto de suceder. Todos los fieles se ponían de rodillas, actitud que se mantiene hoy en día.
Hoy, como la misa se celebra en la lengua vernácula, la gente está más atenta y sabe cuál es el momento de la consagración; por esto el uso de la campanita se ha suprimido como obligatorio y se ha dejado opcional.
«Un poco antes de la consagración, el ministro, si se cree conveniente, advierte a los fieles con un toque de campanilla. Puede también, según las costumbres de cada lugar, tocar la campanilla en cada elevación”, señala la Instrucción General del Misal Romano (150).
NOTA.
1. Al comienzo de la «Epíclesis» o invocación al Espíritu Santo. El sacerdote lo indica poniendo las dos manos sobre el pan y el vino, en este momento los fieles han de ponerse de rodillas y se toca la campana con un toque.
2. Al elevar el Cuerpo de Cristo. Tras la consagración del pan, el sacerdote muestra a los fieles el pan consagrado, en este momento se hacen tres toques cortos con la campanilla para que miremos y adoremos a Cristo
3. Al elevar la Sangre de Cristo. Tras la consagración del vino, el sacerdote muestra a los fieles el cáliz, en este momento se hacen tres toques cortos con la campanilla para que miremos y adoremos al Señor.
4. Tras la segunda genuflexión del sacerdote. Se hace un toque para invitar a los fieles a ponerse en pie.
HEMOS DE NOTAR QUE LA CONSAGRACION EN LA ELEVACION DEL PAN Y EL CALIZ, ES UN ACTO TAN MARAVILLOSO PARA EL HOMBRE QUE SE DEBE MIRAR EL GRAN MILAGRO QUE DIOS NOS DA. POR LO QUE TENEMOS QUE MIRARLO, NO AGACHAR LA CABEZA; SINO CONTEMPLAR EL DON DE LA VIDA A NUESTRA VIDA. (Van Drag).
DIÓCESIS DE TULA, MÉXICO.
VIERNES 29 DE JULIO DE 2022.