El mundo católico se ha visto conmocionado por la inclusión del Vaticano de la primera peregrinación de miembros de la llamada «comunidad LGBTIQ+», con motivo del Año Jubilar en 2025. Más aún porque en contraste, desde la misma Santa Sede se impide la celebración Eucarística a católicos que peregrinan y participan de la Misa tradicional.
La noticia de que se concederá un día de jubileo para las personas LGBT confunde a muchos», ha dicho el vaticanista Luigi Casalini.
En las peregrinaciones de católicos se ha llegado a ordenar el impedimento para la celebración de la Misa Tradicional en las iglesias. Ante ello, la misa ha tenido que oficiarse en el campo.
¿Ha qué se debe este doble rasero del Vaticano?
Franca Giansoldati ha descrito la sorpresiva decisión del Vaticano, alentada por jesuitas, de la siguiente manera en Il Messaggero:
En la Iglesia del Papa Francisco abierta a «todos, todos, todos» para indicar que todos están incluidos y nadie está excluido, el Jubileo de 2025 abrirá las puertas a la primera peregrinación específicamente dedicada a los gays y LGBT+. Una novedad absoluta, impensable hasta hace unos años, fruto de una atención pastoral que se extiende a entornos habitualmente considerados marginales.
El 6 de septiembre se ha incluido en el calendario oficial del Año Santo un momento de especial espiritualidad, y la histórica iglesia barroca de Gesù ha promovido la acogida de los peregrinos LGBT+, sus padres, trabajadores y todos aquellos que gravitan hacia estas asociaciones arcoíris, lideradas por en Italia por la Tienda de Jonatán, una red creada para construir un sueño: «ampliar la tienda», según un pasaje del profeta Isaías, y «dejar espacio para que todos se conviertan cada vez más en santuarios de acogida y apoyo a las personas LGBT y a toda persona afectada por la discriminación».
LAS RESISTENCIAS
La propuesta del Jubileo (que no estuvo exenta de mucha resistencia interna) finalmente salió adelante. El Papa aceptó la idea del padre Pino Piva, un jesuita de Bolonia que siempre se ha dedicado al mundo del arcoíris.
Luego, habiendo oído también la opinión positiva del cardenal Matteo Zuppi y llegado a acuerdos con el arzobispo Rino Fisichella, organizador del Año Santo, se ha podido elaborar un programa definitivo y fijar los días en los que se celebrará este jubileo tan particular que acompañará a los numerosos momentos reservados a diferentes categorías, desde los jóvenes hasta los ancianos, desde los políticos, hasta los voluntarios, desde los trabajadores, hasta los empresarios, etc.
El Jubileo «Iglesia, casa de todos, cristianos LGBT+ y otras fronteras existenciales», así se llama, forma parte integrante del plan oficial del Vaticano y está incluido en el calendario de eventos previstos.
El viernes 5 de septiembre a las 20 horas en la iglesia del Gesù tendrá lugar una vigilia de oración, seguida al día siguiente, sábado 6 de septiembre a las 15 horas, el paso por la Puerta Santa a San Pedro. La peregrinación concluirá a las 19 horas en la iglesia del Gesù – donde están enterrados San Ignacio y también el padre Arrupe – con una misa confiada a la celebración de monseñor Francesco Savino, obispo de Cassano all’Ionio y vicepresidente de la CEI. Naturalmente, el rector de la histórica iglesia jesuita, el padre Claudio Pera, informó de este camino al General de la Compañía de Jesús, el padre Arturo Sosa, quien respondió en un comunicado interno animándonos a seguir adelante. «Me parece algo bueno», recordando luego las recomendaciones de Bergoglio sobre la importancia de tratar con misericordia a este grupo, «a los que definió como seres humanos con una identidad distinta».
El tema de la homosexualidad en la Iglesia, a pesar de la apertura del Jubileo, sigue siendo pura dinamita, como surgió recientemente en vísperas del último sínodo en el que se concentró la fuerte presión de muchos reformistas alemanes y americanos, decididos a modificar el Catecismo donde habla de «una inclinación objetivamente desordenada«, cuyos actos son contrarios «a la ley natural, ya que excluyen el don de la vida en el acto sexual».
En varias ocasiones el Papa Francisco ha mostrado una gran apertura hacia las personas homosexuales, acogiéndolas en el Vaticano, ayudando a los grupos trans durante el Covid, pero al mismo tiempo siempre se ha expresado claramente contra los «lobbies gay» y la entrada de chicos gays en los seminarios.
Y es precisamente en este sentido que hay que leer el discurso a un grupo de párrocos romanos a los que reiteró que si un joven tiene esta tendencia es mejor no dejarle entrar aunque sean «buenos niños». Hablando a puerta cerrada, incluso pronunció un término homofóbico («maricón») que fue inmediatamente mitigado por otras aperturas importantes, como por ejemplo la autorización para dar bendiciones a las parejas homosexuales, a pesar de las protestas que el documento de Confianza había suscitado entre los suplicantes. Episcopados enteros se habían mantenido al margen, decididos a oponerse y no seguir esas indicaciones pastorales. Ahora este Jubileo baraja las cartas y en este zigzag intenta dar un paso más para la «Iglesia del Campo» que intenta curar muchas heridas.
Por FRANCA GIANSOLDATI.
IL MESSAGGERO.