Perdón y agradecimiento

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero

El mes pasado, a la par que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador pidió al Papa Francisco que reconociera a los curas insurgentes Hidalgo y Morelos, dijo esperar de la monarquía española: “… que con humildad ofrezca una disculpa, un perdón”. El mandatario hacía referencia a la conquista, un tema histórico profundamente complejo que después de 500 años aún divide traumáticamente a los mexicanos.

No hay duda que hubo graves excesos por parte de los conquistadores, que se dio crueldad, opresión, y devastación. Tremenda sacudida causó aquel famoso sermón de fray Antón Montesino, en 1511 en la Isla de Santo Domingo donde gritó: “Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios …¿Estos no son hombres?¿No sois obligados a amadlos como vosotros mismos, esto no entendéis, esto no sentís?”

Pero tampoco debemos olvidar a los heroicos misioneros que no sólo defendieron a los indios, sino que los evangelizaron, los educaron y promovieron, erradicaron la idolatría y la demoniaca práctica de los sacrificios humanos. No podemos olvidar a verdaderos gigantes del humanismo y evangelización como Pedro de Gante, Motolinía, Juan de Zumárraga, Tata Vasco de Quiroga, Junípero Serra y el P. Quino, entre muchos otros hombres heroicos y santos que tanto les debemos. Aunque tampoco debemos negar que también hubo abusos por parte de varios misioneros.

Lo cierto es que los conquistadores trajeron la cultura occidental que era superior a la indígena, e hicieron posible el mestizaje sin el cual no existiríamos como pueblo. La llegada de los españoles a estas tierras la debemos ver no como una tragedia sino como parte de los planes de la Providencia de Dios que nos trajo lo más precioso que tenemos, la fe católica, que hizo posible la manifestación de la Virgen de Guadalupe, Virgen morena que quiso la reconciliación y la unión de los dos pueblos.

¿Qué sentido tiene ahora revivir viejos y absurdos resentimientos? Es verdad que todos hacemos daño aún sin quererlo, y por eso es importante reconocerlo y pedir perdón. Y no cabe duda que, no sería inoportuno que el reino de España tuviera la humildad de pedir perdón por los excesos de la conquista, pero en justicia, el presidente de México, también debería dar las gracias, porque los bienes recibidos de España, son superiores a los males sufridos: La fe, la cultura, el idioma, la arquitectura, la ciencia, y el mestizaje que nos hace ser lo que somos. Repudiar nuestro pasado y a nuestros ancestros habla por lo menos de inmadurez, pero puede llevarnos a algo peor, a una especie de esquizofrenia social, de complejo de inferioridad, a seguir siendo una sociedad resentida que no es capaz de mirar el futuro porque vive lamiendo las heridas del pasado, que odia a su padre español, y que a su vez se avergüenza de su madre indígena.

Con información de Contra Replica/P Hugo Valdemar

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