* En 2012, Sebastián Cuattromo y Silvia Piceda fundaron Adultxs ‘por los derechos de la infancia‘, una asociación de supervivientes de maltrato infantil que lucha por los derechos de la infancia.
* La pareja emprende un viaje por Europa para visibilizar lo que denominan «el crimen más impune del mundo»: el maltrato infantil.
* El silencio de la Iglesia, Cuattromo lo sabe bien. Fue abusado repetidamente en 1989 y 1990 cuando tenía 13 años. Gracias a la denuncia de Cuattromo y luego de una larga batalla judicial, su abusador finalmente fue condenado. Sin embargo, ninguna condena vino de la Iglesia.
A pocos días de las celebraciones por los diez años de su pontificado, el 8 de marzo, el Papa Francisco recibió de una compatriota suya en la entrada del Vaticano, una invitación inesperada y verdaderamente muy poco dispuesta a celebrar. Sebastián Cuattromo, de 46 años, víctima de un cura pedófilo, lo pidió en la Porta Angélica, acompañado de su esposa Silvia Piceda, quien también sobrevivió a abusos sexuales cuando era joven.
Los dos se conocían por su pasado común y se enamoraron: junto a una nueva familia, en 2012, formaron Adultxs por los derechos de la infancia , una asociación de sobrevivientes de abuso infantil que luchan por los derechos de la infancia. La suya es una historia que da testimonio de la capacidad de transformar el sufrimiento en guerra civil: el Papa, sin embargo, no dejó impresionar y no los recibió.
«El mayor crimen con impunidad en la tierra»
El grupo afronta en las últimas semanas un viaje a Europa para visibilizar lo que definen como «el mayor crimen con impunidad en la tierra», la violencia contra menores: el escenario romano, organizado gracias a la ayuda de la Red El Abuso, adquieren un fuerte poder simbólico, especialmente buscando el 13 de marzo, aniversario de la elección del Papa.
Diez años son una buena oportunidad para hacer equilibrio y, en el frente de la lucha contra la violencia clerical, el de Francisco compone más de sombras que de luz . Durante la conferencia de prensa, que se realizó en Cabo este 9 de marzo en la oficina de prensa extranjera, el par argentino reafirmó la importancia de denunciar públicamente el abuso sexual infantil, ante la alta impunidad de los perpetradores y el silencio de las instituciones.
El silencio de la Iglesia sobre el Caso Cuattromo, lo sabe bien. Fue abusado repetidamente en 1989 y 1990, cuando cumplía 13 años y asistía al Colegio de la Congregación de los Hermanos Marianistas en Buenos Aires, por parte de su padre Fernando Picciochi, sacerdote y maestro del colegio. Gracias a la denuncia de Cuattromo y a través de una gran batalla judicial, su abusador fue finalmente condenado en 2012 a dos años de prisión por violencia reiterada contra menores, sentencia ratificada luego en 2016 por la Corte Suprema de Justicia argentina.
«Picciochi estuvo diez años prófugo y también gracias a la complicidad institucional -explica Cuattromo a Tomorrow– vivía bajo una identidad falsa en los Estados Unidos y para poder enjuiciarlo era necesario pedir la extradición. La orden de captura internacional que pendió sobre él durante gran parte del tiempo no fue efectiva por un error del poder judicial y ejecutivo en Argentina, errores sospechosos que permitieron que este hombre permaneciera en el amparo de la justicia durante años”.
Sin embargo, nadie condena el vino de la Iglesia.
Cuando Cuando Cuattromo denunció a su abusador en el año 2000, el Colegio Marianista no sólo no quiso reconocer su responsabilidad como institución en la que se producían los abusos, sino que hasta ofreció a las víctimas de Picciochi un trato económico, manteniendo siempre bajo la mesa y cuando loaceptaran, se comprometieran a que no contaran lo sucedido.
“Los marianistas exigían nuestro silencio a cambio de dinero”, dice Sebastián Cuattromo, a quien se le niega y finalmente logra obtener una reparación civil.
Frialdad hacia las victimas
En los últimos años el cardenal Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires pero el clima que reinaba en la jerarquía católica argentina era de frivolidad hacia las víctimas y solidaridad con los agresores, cuando no de encubrimiento absoluto. “En los medios de comunicación de 2002, cuando el Colegio Marianista pidió silenciar a las víctimas y mi abusador era un refugiado, me encaminé a la arquitectura de Buenos Aires y fui a conversar con el cardenal Bergoglio”, dice Cuattromo.
“Me recibió un secretario, el padre Martín García Aguirre, y le pregunté explícitamente si la arquidiócesis condensaba la intención de los Hermanos Marianistas de silenciar a las víctimas. El secretario me preguntó, le dije que le informara al cardenal y entonces supe que Bergoglio me invitó a dirigirme al obispo Mario Poli, jefe del vicariato del Barrio de Flores, quien tenía jurisdicción territorial sobre el Colegio».
Monseñor Poli, actual arzobispo de Buenos Aires, luego de una serie de conversaciones con Cuattromo, finalmente le comunica la respuesta a las autoridades eclesiásticas: «Me dijo claramente que la jerarquía católica de Buenos Aires encabezada por Bergoglio avalaba la postura del colegio -dice Cuattromo – y lo hizo de una manera muy arrogante, con la conciencia de estar en una posición de poder frente a mi, y con una profunda subestimación de la gravedad del crimen y del sufrimiento de las víctimas».
sin citación
En diez años de papado no ha habido gestos de reparación por parte de Francisco ni de la conferencia episcopal argentina, que nunca convocó públicamente a las víctimas a crear una comisión investigadora independiente. Para sopesar la proclama «tolerancia de la vela» sobre los abusos en la Iglesia, el Papa nunca tiene nada concreto: «Muchas veces, en los últimos años, las víctimas en Argentina les han pedido que participe en debates públicos -dice Cuattromo- , pero Francisco nunca respondió, ni a las invitaciones de nuestra asociación ni al escrito personal que les escribí en 2015. ¿Qué se puede pensar de un Papa que ignora a las víctimas de su propio país?».
Hace un año, la última solicitud del encuentro la envió Cuattromo a Bergoglio a través de la Nunciatura Apostólica: ninguna respuesta oficial hasta una sugerencia informal, encabezada por una tercera persona, que lo invitó al Vaticano durante una audiencia general «para besar la mano del Papa». No es exactamente el tipo de proposición que esperan las víctimas, y en algunos casos parece una broma. Sin embargo, Cuattromo volvió a intentarlo presentándose en persona, pero el Papa, una vez más, no le abrió la puerta.
Por FEDERICA TOURN.
JUEVES 9 DE MARZO DE 2023.