Pánico inducido: él virus inglés nos lanza al infinito pandemico.

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Lo escribimos hace poco tiempo, siguiendo el ejemplo de un artículo en Science: la crisis pandémica está destinada a durar hasta 2025.

Las noticias llegadas de Inglaterra comenzaron a utilizarse para incrementar la tasa de miedo en la población que ya es muy alta: se ha identificado una «variante» de Sars-Cov 2 en Gran Bretaña, y el primer aspecto que Se destaca su velocidad de transmisión, que sería hasta un 70 por ciento más alta que la del virus hasta ahora dominante. El condicional es imprescindible, porque ¿qué sabemos sobre esta denominada variante inglesa de Covid-19? ¿Es más mortal o más grave que la cepa original? ¿Cuáles son los síntomas y las diferencias entre los dos? La información disponible actualmente sugiere que la nueva variante de Covid descubierta en Inglaterra causa los mismos síntomas que la cepa original. Quienes contraen el virus pueden por tanto tener fiebre, tos seca y fatiga o incluso dolores musculares, dolor de garganta, dolor de cabeza, conjuntivitis, diarrea, pérdida del gusto y del olfato. En resumen, los mismos síntomas de la cepa viral identificados casi un año en China. Incluyendo síntomas graves, como dificultad para respirar.

Esta es la información que proviene de las autoridades británicas. Sin embargo, la noticia estalló de una forma psicológicamente devastadora precisamente porque hace pensar a la opinión pública que nunca nos libraremos de la pesadilla pandémica. Nuevas cepas virales significan nuevos encierros, nuevas urgencias hospitalarias, la reiteración de escenarios que ya conocemos. Y esta nueva pesadilla tiene un nombre que evoca escenarios distópicos o de ciencia ficción: mutaciones.

En realidad, las mutaciones virales son un evento que no tiene nada de excepcional, porque son frecuentes, casi la norma en microbiología. De hecho, ya ha habido varias mutaciones de Covid-19 que se han extendido. Por lo tanto, no vemos la razón de este énfasis apresurado en el peligro del New British Covid. En todo caso, esta alarma debería hacernos reflexionar sobre los riesgos de esas elecciones con respecto a las terapias que se usarán contra Covid-19 que pueden haber seleccionado una nueva cepa y producido la mutación. Una hipótesis preocupante entre los investigadores británicos es que las mutaciones se desarrollaron en un paciente que padecía Covid-19 durante aproximadamente dos meses y fue tratado con el antiviral remdevisir, que pudo haber seleccionado un virus capaz de escapar al tratamiento.

Dado que, según parece, la variante del otro lado del Canal no es más grave que la que nos envió el año pasado desde China, hay, sin embargo, una serie de interrogantes sobre los nuevos escenarios epidemiológicos que podrían tomar forma. Primero, ¿es posible reconocer la nueva cepa mutada y distinguirla de la original? Con la prueba serológica ciertamente sí, pero con los hisopos actualmente en la propia Inglaterra no es posible identificar específicamente la nueva variante.

Entonces, al menos durante un tiempo, el virus de Albion representará sobre todo una amenaza fantasma, pero útil para reavivar el miedo y justificar nuevos bloqueos.

La pregunta crucial que muchos se hacen es: ¿qué cambios para las vacunas? Nada, es la respuesta. La hoja de ruta de la organización de vacunación continúa – ella lo hace – sin ninguna mutación. Desde el presidente del Consejo Superior de Salud Franco Locatelli al virólogo Fabrizio Pregliasco, pasando por Giacomo Gorini, investigador del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, llegaron de inmediato garantías firmes y seguras: las vacunas preparadas contra el Coronavirus deben mantener su efectividad.

Sin embargo, según un importante inmunólogo, el profesor Andrea Cossarizza, es absolutamente prematuro especular si la mutación podría afectar el efecto de la vacuna. «Tenemos que confiar en la evidencia científica que no tenemos hoy», dijo. De hecho, sabemos que existen virus, como el de la gripe, que cambian continuamente y por tanto hacen necesario el desarrollo de nuevas vacunas cada año. ¿Podría ser este el escenario futuro de Covid? ¿Convertirse en un virus estacional que cambia año tras año, requiriendo millones de nuevas vacunas cada año? Podría ser. Llegados a este punto, sin embargo, es legítimo preguntarnos, ante un virus de estas características, si la verdadera solución no está en la investigación de fármacos que puedan tratar eficazmente al Covid, en todas sus posibles versiones mutadas. Una solución más sencilla y práctica con los descubrimientos y la evidencia científica sobre terapia que están surgiendo.

Articulo original en La Nuova Bussola Quotidiana/Paulo Gulisano

Traducido con Google Tradcutor

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