Pacto de empresarios e Iglesia por el empleo digno y la cultura del cuidado

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Bajo el lema “Nuestro compromiso es esperanza” la reunión entre el sector empresarial e Iglesia se enfila hacia la construcción de la paz a través del trabajo y el impulso de las iniciativas que permitan el desarrollo económico de las personas y las comunidades.

Convocados por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente -ITESO- universidad jesuita, la presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Confederación USEM –Unión Social de Empresarios de México y COPARMEX, Confederación Patronal de la República Mexicana, la reunión tuvo por fruto una Declaración por la Justicia y la Paz en México en donde participaron líderes empresariales, ministros de culto y ciudadanía.

Alexander Zatyrka, rector del ITESO y anfitrión del encuentro, comentó que las actividades entre obispos y empresarios se realiza desde hace 25 años para tratar aspectos relativos a la dimensión social de la empresa, la defensa de la dignidad de las personas, la reducción de la pobreza y de la desigualdad. Este año, de acuerdo con el rector de la universidad jesuita, el eje principal fue la construcción de la justicia y paz para crear condiciones de un diálogo respetuoso y, desde diversos aspectos, ofrecer soluciones a las problemáticas urgentes del país.

Igualmente, el intercambio de ideas entre líderes empresariales y eclesiásticos quiere generar «una luz de esperanza» de cara a la situación del país para contener la violencia, la intolerancia y el autoritarismo.

El rector del ITESO manifestó que la convocatoria fue hecha de forma amplia a fin de congregar a quienes coinciden en el deseo de que el país tenga las mejores soluciones en la búsqueda de la paz  que solo puede construirse a la par del trabajo por la justicia.

De igual forma, este año la reunión tiene por motivación la “actuación ética y responsable” para infundir entre colaboradores de las empresas y feligreses de la Iglesia el respeto por los demás y el bien de las comunidades.

“Levantamos la voz” ahí donde el asistencialismo se ha convertido en botín político dijo el rector criticando, además, las descalificaciones por motivos políticos. Las empresas responsables y la Iglesia católica “pueden encontrar puntos de convergencia” y el trabajo conjunto en la promoción de valores. En esto, la labor del empresariado en importante gracias a la capacidad de innovación, el empleo que generan los emprendedores y las oportunidades económicas que abren para las comunidades.

Por su parte, la Iglesia católica, según señala Zatyrka, ofrece el acompañamiento respetuoso y la experiencia en redes y comunidades de fe. El programa del encuentro es “un llamado a la acción” para reflexionar sobre el diálogo y proteger el estado de derecho.

“La paz no se produce ignorando el conflicto”. El rector abundó que la misma es esfuerzo compartido para exigir acciones concretas, reparación de daños y justicia para los que padecen violencia, exclusión y desigualdad.

“Somos mayoría quienes creemos en el diálogo y la concordia” con esa convicción, el encuentro empresarios-Iglesia es una oportunidad para construir un México cuyo motor sea “el amor solidario y el servicio”, puntualizó el rector del ITESO.

La Declaración por la Justicia y la Paz en México destaca la necesidad de promover la paz, caminar juntos, ser agentes proactivos, construir un estado de derecho, legalidad, transparencia, educación y las oportunidades de formación para todos los sectores de la población, promover la cultura del cuidado, un lenguaje común “que construya puentes y que nos permita vivir en una nueva realidad en la que se honre la memoria de los cientos de miles de víctimas de la violencia, se exprese nuestra solidaridad a sus deudos, se repare el daño causado y se garantice la no repetición».

Los empresarios y obispos también se centraron en las responsabilidades laborales, porque el «el empleo digno  brinda las mejores condiciones para los colaboradores de las empresas, es uno de los factores clave para que las sociedades puedan construir la paz». Por ello, a manera de compromiso coincidieron en que «fuentes de empleo suficientes y bien remuneradas es la principal aportación para que las empresas se conviertan en lugares en los que se respeta la dignidad humana y se contribuye a la vivencia de la paz».

Líderes empresariales y obispos, al finalizar la declaración, se comprometieron a «impulsar la reconstrucción del tejido comunitario, comenzando por nuestras familias, por los lugares en donde vivimos, las escuelas, las empresas, los espacios de trabajo, las parroquias y las organizaciones de la sociedad civil, promoviendo además, con ánimo, respeto y humildad, la formación en el Pensamiento Social Cristiano».

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