Otro jesuita más en el equipo de Francisco. En la Academia para la Vida lo conocen bien

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Al escuadrón de jesuitas -incluidos nada menos que tres cardenales- que el papa Francisco ha instalado al frente de la Iglesia hay que añadir al menos un nombre, que Settimo Cielo omitió culpablemente en el post anterior.

Es un nombre que circula poco. Y que nadie lo ha mencionado, en los últimos días, en medio de las críticas que se han lanzado contra la Academia Pontificia para la Vida, cuando el mismo hombre que lleva ese nombre estuvo en el origen de las mismas.

La polémica estalló luego del nombramiento hecho por el Papa el 15 de octubre, de nuevos miembros de la Academia, algunos de los cuales tienen un perfil poco o nada acorde con la finalidad “provida” de la Academia misma.

El nombramiento más discutido fue el de la economista estadounidense Mariana Mazzucato, declaradamente “pro-choice” en materia de aborto. Pero también los del también estadounidense Alberto Dell’Oro, de Sheila Dinotshe Tlou -de Botsuana- y del jesuita argentino Humberto Miguel Yáñez, profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana. A este último, especialista en pastoral familiar, se le reprochó en particular su desobediencia a la encíclica “Humanae vitae” de Pablo VI, en la cual se prohíbe el uso de anticonceptivos artificiales.

La Pontificia Academia para la Vida, cuyo presidente es el arzobispo Vincenzo Paglia, miembro histórico de la Comunidad de San Egidio, reaccionó a las críticas el 19 de octubre con un comunicado en el que se auto justifica, bajo la bandera del “diálogo” y de la “confrontación” entre las diferentes tesis, y luego, de nuevo, el 22 de octubre, con otro comunicado en el que se hizo saber que Paglia, recibido en audiencia por el papa Francisco ese mismo día, había recibido de él “un pleno reconocimiento”.

No hay duda, de hecho, de que Paglia y el Papa estuvieron en el origen de esos nombramientos. Entre otras cosas, era conocido el aprecio personal de Jorge Mario Bergoglio por las posiciones de Mazzucato en materia de economía.

Pero pocos saben que en la Pontificia Academia para la Vida hay un jesuita que vale mucho más para el papa Francisco que Paglia. Se llama Carlo Casalone. Tiene 66 años. De 1995 a 2008 fue director de la revista jesuita de Milán “Aggiornamenti Sociali” y de 2008 a 2014 superior de la Provincia Jesuita de Italia. Hoy enseña teología moral y bioética en la Pontificia Universidad Gregoriana y desde 2013 es presidente de la Fundación Carlo Maria Martini, el famoso cardenal jesuita que en su último libro no dudó en acusar a la “Humanae vitae” de haber causado un “grave daño” a la Iglesia, con su prohibición de la anticoncepción artificial, cuando lo que se necesitaba era “una nueva cultura de la ternura y un enfoque de la sexualidad más libre de prejuicios”.

En la Academia Pontificia para la Vida, Casalone ocupa el puesto aparentemente marginal de “colaborador” para la sección científica. Pero en realidad es mucho, mucho más: es el hombre de Francisco en la Academia, es quien en nombre del Papa controla y dirige todo y a todos, incluido Paglia.

Entre Casalone y Bergoglio el juego en equipo dura desde años. El 14 de diciembre de 2017, por ejemplo, el mismo día en el que el Parlamento italiano aprobó una ley sobre el ensayo biológico que fue interpretada por todos como un paso hacia la eutanasia, se publicó en “La Civiltà Cattolica” – la revista de los jesuitas de Roma, cuyos borradores pasan por el escrutinio del Papa antes que sean editados – un artículo dedicado precisamente a las “novedades” introducidas por Francisco como “vivir el morir con humanidad y solidaridad”, novedades saludadas también favorablemente por la opinión pública laica como un giro de la Iglesia a favor de la eutanasia.

¿Quién fue el autor de ese artículo? Carlo Casalone.

Volviendo a los nombramientos del 15 de octubre en la Pontificia Academia para la Vida, se reconoce que la idea de proponer al Papa a Mariana Mazzucato fue un golpe genial que él no pudo resistir.

Porque para Bergoglio las posiciones anticapitalistas de esta docente de economía en la University College London son los más emocionantes que hay. Lo dicho también en público, en un discurso del 25 de mayo de 2022 dirigido a la delegación del Global Solidarity Fund.

Dejando de lado el breve discurso oficial, Francesco habló improvisadamente de esta manera:

“La economía debe convertirse, debe convertirse ahora. Debemos pasar de la economía liberal a la economía compartida por el pueblo, a la economía comunitaria. Y se está trabajando bastante en esto con economistas jóvenes, incluidas las mujeres. Por ejemplo, en Estados Unidos, está Mazzucato, que realmente ha dado un paso adelante en el pensamiento económico, y otras mujeres muy buenas. No podemos vivir con un modelo de economía que viene de los liberales y de la Ilustración. Tampoco podemos vivir con un modelo de economía que proviene del comunismo. Necesitamos… una economía cristiana, digamos. Busquen las nuevas expresiones de la economía de este tiempo: mencioné a Mazzucato, quien es hija de migrantes [italianos] en Estados Unidos, pero hay otros”.

Y hablando de “migrantes”, en ese mismo discurso el Papa también dijo algunas cosas muy temerarias, siempre hablando en forma improvisada:

“Para entender a los migrantes, tenemos que vernos a nosotros mismos: la mayoría de nosotros somos hijos o nietos de migrantes. ¡Muchos! Yo soy hijo de emigrantes. Una vez, alguien de Estados Unidos me dijo: “Pero no, no somos migrantes, ¡ya estamos arraigados aquí!”. [Le contesté:] ‘No hay que perder la memoria: ustedes son un pueblo de emigrantes, de emigrantes irlandeses e italianos. Los irlandeses les trajeron el whisky y los italianos la mafia’. Hay que mirar siempre las raíces…”.

Bergoglio jesuita y Papa. ¿Éste sería también su magisterio, acompañado y obedecido por su escuadrón de hermanos?

POR SANDRO MAGISTER.

CIUDAD DEL VATICANO.

VIERNES 4 DE NOVIEMBRE DE 2022.

SETTIMO CIELO.

Critican a sacerdote jesuita por apoyar ley de eutanasia en Italia

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA 

4 de enero de 2022.

El P. Carlo Casalone, sacerdote jesuita, miembro de la Pontificia Academia para la Vida en el Vaticano y profesor de Teología Moral en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, defendió que el proyecto de ley que actualmente se debate en Italia sobre la eutanasia no se contrapone al bien común; una afirmación que ha sido rechazada por 60 organizaciones provida.

Así lo aseguró el sacerdote en un artículo publicado en la revista jesuita La Civiltá Cattolica, cuyas ediciones reciben la aprobación previa de la Secretaría de Estado del Vaticano.

En su artículo titulado “La discusión parlamentaria sobre el suicidio asistido”, el también médico y experto en bioética, señala que “en la actual discusión cultural y social, le parece a quien escribe que no se debe excluir que el apoyo a este proyecto de ley no contrasta con una responsable persecución del bien común posible”.

“No hay duda de que la ley en discusión, no tratándose de eutanasia, se aparta de las posiciones sobre la ilegalidad del suicidio asistido que el Magisterio de la Iglesia ha reiterado en recientes documentos”, afirma el sacerdote jesuita.

“La evaluación de una ley estatal requiere considerar un conjunto complejo de elementos en relación con el bien común”, agrega.

Para justificar lo dicho, el médico cita un pasaje de un discurso del Papa Francisco de noviembre de 2017, en el que el Santo Padre habla a la Asociación Médica Mundial sobre el fin de la vida.

El pasaje dice lo siguiente: “En las sociedades democráticas, los temas delicados como estos deben tratarse con moderación: de una manera seria y reflexiva, y estando dispuestos a encontrar soluciones, incluso normativas, lo más compartidas posible. Por un lado, debemos tener en cuenta la diversidad de las concepciones del mundo, de las convicciones éticas y de las afiliaciones religiosas, en un clima de escucha y aceptación mutuas. Por otro lado, el Estado no puede dejar de proteger a todos los sujetos involucrados, defendiendo la igualdad fundamental por la cual el derecho reconoce a cada uno como ser humano que convive con otros en la sociedad”.

En otro pasaje del mismo discurso, que el P. Casalone no cita en su artículo, el Papa exclama: “¡Que cada uno dé amor de la manera que le corresponde: como padre o madre, hijo o hija, hermano o hermana, médico o enfermero! ¡Pero que lo dé! Y si sabemos que no siempre se puede garantizar la curación de la enfermedad, a la persona que vive debemos y podemos cuidarla siempre: sin acortar su vida nosotros mismos, pero también sin ensañarnos inútilmente contra su muerte”.

En su artículo, el P. Casalone señala que “la pregunta que aparece es, en síntesis extrema, si de este Pdl (proyecto de ley) toca dar una valoración globalmente negativa, con el riesgo de favorecer la liberalización del homicidio” o “si se puede hacerla menos problemática modificando los términos más dañinos”.

“Esta tolerancia estaría motivada por la función de barrera ante un posible daño más grave”, agrega el miembro de la Pontificia Academia para la Vida.

El artículo indica asimismo que “el principio tradicional que podría utilizarse es el de las ‘leyes imperfectas’, utilizado también por el Magisterio en relación con el aborto provocado. El criterio no se utilizaría aquí automáticamente, porque nos enfrentamos a más riesgos que certezas: no se trata aquí de mejorar una ley más permisiva ya en vigor”.

“Sin embargo, en este contexto, la omisión de una intervención genera el grave riesgo de facilitar un éxito más negativo”, prosigue.

En opinión del sacerdote jesuita, “para quien está en el Parlamento, entonces, hay que tener en cuenta que, por un lado, apoyar esta ley tiene que ver no con obrar el mal reglamentado por la norma jurídica, sino a lamentablemente dejar a los ciudadanos la posibilidad de realizarlo”.

La respuesta de 60 organizaciones provida

En una declaración publicada en Il Timone, 60 organizaciones provida en Italia rechazaron el artículo del P. Casalone.

“No podemos convencernos por un artículo publicado hoy en La Civiltá Cattolica sobre el tema de las normas del suicidio asistido”, afirman.

“De hecho sorprende que una publicación con autoridad, que se entiende hace eco del Magisterio de la Iglesia, se arriesga a tomar posiciones que –tal vez indirectamente– se enmarcan en la ‘cultura del descarte’ cuyos efectos negativos denuncia constantemente el Papa Francisco”, indican.

Las asociaciones señalan que el artículo del P. Casalone ofrece una lectura positiva de la ley 219/2017 que ha sentado las bases para la sentencia de la Corte Constitucional sobre el “caso Capato”, respecto al suicidio asistido.

Los grupos provida resaltan que el P. Casalone niega que el proyecto de ley “sea un texto eutanásico, cuando en su interior cada norma singular va en esa dirección, incluida la que –ante la negativa del médico y del Comité de evaluación clínica– establece que el juez puede decidir a favor de la muerte”.

“Tampoco debemos dar la impresión de ceder al chantaje del referéndum antes de que el Tribunal Constitucional se haya pronunciado sobre la admisibilidad de la cuestión”, subrayan.

“Esta postura, independientemente de las intenciones del columnista, será sin duda valorada positivamente por los partidarios de la ‘muerte de Estado’”.

Los grupos provida indican que “laicamente, y en adhesión al hecho antropológico” es necesario “tutelar la vida y apoyar a quien sufre, porque es una batalla de razón y de civilidad, que debería, por ello, interesar a todos, y que ciertamente mueve a quien porta en el nombre el ideal de una civilidad católica (civiltá cattolica)”.

“Y si a todos pedimos reflexionar si puede ser razonable descartar la vida, a las instituciones les hacemos un específico llamado para que la sostengamos en los momentos más difíciles a través de cuidados paliativos efectivos y esenciales en el territorio italiano con una asistencia de 24 horas”, concluyen.

Algunos de los grupos firmantes son Alleanza Cattolica, Difendere la vita con Maria, Ass. Etica & Democrazia, Ass. Family Day- Difendiamo I Nostri Figli, Associazioni Medici Cattolici Italiani, Ass. Nuova Generazione, Ass. naz. Pier Giorgio Frassati, Pro Vita & Famiglia, Ass. Generazione Famiglia, Ass. Vita Nuova – Rete Italia Insieme, el  Centro Italiano di Promozione e di Assistenza per la Famiglia, Civiltà dell’Amore, entre otros.

Proyecto de ley de eutanasia en Italia

En diciembre de 2021 la Cámara de los Diputados en Italia inició el debate del “Texto unificado de propuestas de ley sobre disposiciones en materia de muerte voluntaria médicamente asistida”.

Esto se dio dos años después de que el Tribunal Constitucional sentenció que quien ayuda a una persona a someterse a un suicidio asistido, no es siempre punible.

La corte señaló que en Italia se puede “ayudar a morir” a una persona si esta tiene una enfermedad irreversible que le provoca sufrimiento físico y psicológico «intolerables»; y es capaz de tomar la decisión de morir.

De este modo se pronunciaba sobre el caso de Fabiano Antoniani, un músico que había perdido la vista y la movilidad en un accidente y que logró someterse a la eutanasia en Suiza con la ayuda del activista de la Asociación Luca Coscioni, Marco Cappato, que fue finalmente absuelto en el juicio abierto en su contra.

Con ese precedente, el Parlamento debate sobre el “suicidio asistido” o eutanasia, en la que el enfermo podría ser ayudado por un tercero, sin tener responsabilidad legal por su muerte.

Asimismo, desde abril de 2021 varias asociaciones han recogido más de un millón de firmas para un referéndum que derogue partes de las leyes actuales que impiden la eutanasia en el país europeo.

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