Ordenar mujeres implicaría «un nuevo cisma»: 5 razones

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Uno de los puntos más controvertidos del Camino Sinodal alemán es sin duda la ordenación de sacerdotal de mujeres. El presidente de la Conferencia Episcopal alemana Georg Bätzing ha mostrado su opinión favorable en multitud de ocasiones, seguido de otras relevantes figuras del episcopado germánico como es el vicepresidente de la institución, Franz-Josef Bode. Sin embargo, la heterodoxia no es unánime entre el episcopado alemán.

Stefan Oster, el obispo más joven de Alemania, es una de esas honrosas excepciones y ha expresado en su blog las contundentes razones que siguen el «Magisterio de la Iglesia». Religión Confidencial se ha hecho eco de las palabras expresadas por el obispo en su blog.

En la entrada titulada La cuestión del sacerdocio de la mujer, valoró la cuestión como «un tema muy controvertido», pues «en el camino sinodal [alemán] hay textos que reclaman con vehemencia la ordenación de mujeres y que también brindan una intensa justificación teológica para ello». De hecho, exigen «la justicia de género en la Iglesia», que no es otra cosa que «el acceso de las mujeres a todos los oficios de la Iglesia, en particular al ministerio del sacerdote».

Algo que, sin embargo, el obispo considera «imposible». Y explica los motivos:

 

1º Un tema zanjado por San Juan Pablo II

 

El primero, el pronunciamiento de San Juan Pablo II en 1994, cuando afirmó que «la Iglesia no tiene autoridad alguna para conferir la ordenación sacerdotal a mujeres y que todos los fieles de la Iglesia deben acatar definitivamente esta decisión».

«En mi opinión -añade Oster- el Papa tomó una decisión doctrinal infalible en ese momento, ya que él mismo formuló el asunto».

 

2º El precio a pagar sería «un nuevo cisma»

 

«Uno puede discutir si los argumentos presentados son fuertes o débiles, buenos o no tan buenos, pero en mi opinión nada puede cambiarse sobre esta decisión. Y si quisieran cambiarlo, no lo imagino de otra manera que al precio de un nuevo cisma en la Iglesia. Porque entonces, junto a los que se van, habrá necesariamente muchos que quieran aferrarse a lo que declaró Juan Pablo II», añade.

 

3º Asentaría las luchas de género en la Iglesia

 

Otro de los argumentos expuestos por el obispo consiste en que sería la culminación de la lucha de género por sus partidarios dentro de la Iglesia: «Sólo cuando el amor creador y redentor de Dios ya no se ve con suficiente profundidad desde su radical falta de intención, cuando se oscurece por la lucha por el poder, la lucha mundana de los sexos también se manifiesta y se convierte en una lucha por los roles de género en la iglesia«.

 

4º Es un imposible teológico

 

Otro de sus argumentos es que en la Eucaristía se «recuerda constantemente la cena de las bodas del Cordero, la alianza final, la reconciliación final del Esposo divino y su Esposa, la Iglesia y sus hijos, entre Dios y la creación en el Espíritu Santo», y por ello se muestra «convencido» de que «Cristo debe ser representado sacramentalmente por un hombre«: «El sacerdote actúa -como dice nuestra gran tradición- en la Eucaristía `in persona Christi´. Eso significa que no sólo repite un texto antiguo, ni tampoco interpreta un papel en una obra de teatro. Más bien, en él y a través de él, Cristo actúa como Esposo en el don de su cuerpo».

 

5º Y entonces… ¿por qué los protestantes si lo hacen?

 

Antes de concluir, Oster se pregunta si sería posible que una mujer pronunciase las palabras de la Consagración del mismo modo que hay mujeres protestantes que si son «ordenadas». La diferencia, explica es que los protestantes «no conocen un sacerdocio sacramental y porque, como consecuencia, la Iglesia misma nos e entiende como un sacramento».

 

ReligiónConfudencial/ReL/StefanOster.

viernes 15 de julio de 2022.

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