En este momento de la historia hay que tomar parte activa, consciente y responsable en lo social, económico, político y cultural. El hombre ha caído en muchos errores en cuanto a la naturaleza de su ser y a su quehacer aquí en la tierra, porque se ha ido corrompiendo a lo largo del tiempo, incluso con los progresos de la ciencia, la técnica y los bienes materiales, porque todo ello ha hecho al hombre servil de los bienes, en lugar del Señor.
Todo aquello que se va presentando en la vida, ya sea trabajo, penas, alegrías, encomiendas, el tender la mano, orientar a los que han perdido el rumbo, caminar hombro con hombro en demanda por la justicia y abogar por el respeto a la dignidad de las personas son las realidades temporales. Los hombres debemos restaurar concretamente el orden de lo temporal como son los bienes de la vida, la familia, la cultura, la economía, las artes, las profesiones, las instituciones, la comunidad política y otras cosas semejantes, así como su evolución y progresos.
Nosotros somos capaces de restablecer el orden de los bienes temporales, por ello, es preciso que todos nosotros tomemos como tarea esta restauración y cooperemos unos con otros con nuestros conocimientos especiales y responsabilidad en la búsqueda de la justicia, de forma que, cumpliendo con nuestras obligaciones, se dé la armonía.
No hay lugar para el ocio porque es mucho el trabajo que a todos nos espera en este tiempo. Las exigencias participamos en la vida ordinaria son variadas por ello es importante ver cara a cara esta sociedad, los acontecimientos ¿cuál es el rostro de la sociedad? Es muy grande la diversidad de realidades, situaciones y problemáticas que hoy existen en el mundo y que además están caracterizadas por la aceleración del cambio, sin embargo, es posible advertir que el hombre opaca las raíces religiosas que están en su corazón y se olvida de Dios; de este modo lo considera sin significado para su existencia y adora a otros ídolos, es decir, un secularismo, lo cual no solo afecta al individuo, sino en cierto modo a toda la comunidad o sociedad, no obstante, aspira a la necesidad religiosa que no puede ser suprimida totalmente, ya que “nos has hecho, Señor, para ti”.
Actualmente, la persona está sometida a múltiples quebrantamientos. Cuando la persona no es amada en su dignidad queda expuesta a las formas más humillantes que la convierten en esclava del más fuerte; este puede asumir diversos nombres: ideologías o sistemas económicos. Los derechos humanos son violados. Por último, no puedo dejar de recordar otro fenómeno que se manifiesta en el nefasto enfrentamiento entre personas, grupos, categorías, naciones y grupos de poder, sin descartar a los narcotraficantes que asumen actos de violencia y hasta terrorismo. La familia humana se encuentra dramáticamente perturbada, por tanto, quienes tienen que darles orden a las realidades temporales somos nosotros, los ciudadanos responsables, conscientes cada vez más de la tarea que nos toca realizar. El primer servicio consiste en cambiar y renovar mi propio interior para después renovarnos juntos y ordenar las realidades temporales.
¡Pongámonos en marcha para ordenar estas realidades temporales!
