Orar siempre y sin desfallecer

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Pbro. José Manuel Suazo Reyes

La oración es una expresión fundamental y característica de la fe. Por medio de la oración uno se pone en comunicación con Dios, para escucharlo y hablar con él. Como sabemos la oración puede ser rezada o espontánea, se puede repetir una oración de memoria o se puede leer una oración escrita como cuando rezamos los salmos o recitamos la oración del padre nuestro. Hay jaculatorias o expresiones que nos ponen en comunión con Dios. Existe la oración espontánea, a manera de un diálogo, donde la persona puede agradecer, pedir perdón, suplicar un favor o narrar lo que está viviendo, pero también la oración contemplativa donde lo principal es escuchar lo que Dios nos dice o meditar lo que él ha hecho por nosotros.

Jesús viene presentado en los evangelios como una persona de oración, especialmente en los momentos más importantes y decisivos de su existencia terrena, desde el inicio de su vida pública hasta el calvario. Él mismo ha enseñado e insistido a sus discípulos la necesidad de la oración incluso qué cosas pedir en ella.

Jesús tiene presente también las dificultades que sus discípulos se podrían encontrar en la oración. Como es el caso de hacer oración y tener la sensación de no ser escuchados. Esto podría llevarlos al desánimo o a la duda sobre la eficacia de la misma oración. Con las enseñanzas y señalamientos que el Señor nos hace en este domingo quiere prevenirnos de cualquier desánimo y ayudarnos a ser perseverantes.

Mediante la parábola que escuchamos este domingo (Lc 18, 1-8) Jesús quiere inculcarnos la perseverancia de la oración, expresamente lo dice al comienzo del evangelio que estamos meditando: Orar siempre y sin desfallecer. Perseverar en la oración significa ser constante y paciente, abandonarse en el Señor, se trata de confiar siempre en Dios sea cuando percibimos que nos escucha o cuando pareciera que nos ignora. Es tener la convicción de que Dios nos escucha siempre.

No hay que olvidar también un aspecto importante de la oración. Orar no es sólo hablarle a Dios y presentarle nuestras necesidades es también escucharlo y poner atención en aquello que él ha hecho o hace por nosotros. Por medio de su Palabra Dios se hace presente en mi vida y por medio de la oración uno se presenta con él. Por medio de la oración uno aprende a mirar la realidad con los ojos de Dios y hace suyos los deseos de Dios.

Santa teresa de Calcuta decía esto sobre la oración:

Comienzo siempre la oración guardando silencio, para que Dios sea el primero que hable, Dios nos habla en el silencio de nuestro corazón. Lo que verdaderamente cuenta en la oración no es tanto lo que le decimos a Dios, sino lo que él nos dice a nosotros.

Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Vocero de la Arquidiócesis de Xalapa

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Párroco en San Miguel Arcángel, Perote, Veracruz.