Los proabortistas y provida tendrán que caminar un largo trecho jurídico en la controversia por la iniciativa de reforma para despenalizar esa práctica.
En espera de la decisión de la diputación mayoritaria de Morena y aliados en el Congreso del Estado, de aprobarse les esperaría litigarlo en el máximo tribunal: la Suprema Corte.
Una situación similar atienden los ministros con los recursos jurídicos interpuestos contra los congresistas veracruzanos.
Independientemente del camino que deberán recorrer los protagonistas de ambas posturas, lo cierto es que la propuesta de despenalizar el aborto tiene enfrentados a los políticos morenistas de los Poderes Legislativo y Ejecutivo, con la jerarquía de la Iglesia católica.
El arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, desde su llegada la Arquidiócesis de Puebla, se ha caracterizado por el diálogo con los gobernadores en turno, algunos hasta han acudido a misa de diez en la Catedral, pero las diferencias hoy parecieran insalvables.
El arzo pasó del diálogo y la tolerancia a endurecer sus posturas contra la despenalización del aborto aprobada en la Legislatura de mayoría priista durante el sexenio de Mario Marín Torres, este última enmienda con penas de cárcel a mujeres abortistas.
Los abortos, feminicidios y homicidios son crímenes aborrecibles y ya no es posible seguir añadiendo a la sociedad una cultura de la muerte, ante lo cual, se debe defender la vida desde el nacimiento hasta la muerte natural, ha declarado Víctor Sánchez.
La tensión aumenta en las relaciones de la Iglesia y el Estado con la iniciativa para reforma la Ley Estatal de Salud, que motivó la aparición de otras organizaciones opositoras como el Frente Nacional por la Familia en Puebla.
Esta organización, que defiende a la familia como exclusiva para la que encabezan un hombre y una mujer con hijos, inició una campaña en redes sociales contra el aborto.
En la antesala de las elecciones municipales y legislativas del 2021, es evidente el riesgo de una ruptura entre la Arquidiócesis y los Poderes del Estado, lo que radicalizará posturas que se expresarán en las urnas.
Con información de Milenio/Pablo Ruiz Meza