Opinión. Obstinación de AMLO para que la Iglesia pida perdón

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La carta de AMLO, con fecha del 2 de octubre de 2020, entregada al Papa Francisco por su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, en su visita a Roma, ha causado de nuevo polémica. El presidente insiste que la Iglesia católica, la Monarquía Española y el propio Estado mexicano deben ofrecer una disculpa pública e histórica a los pueblos indígenas por las atrocidades, saqueo y sometimiento en el periodo de la Conquista.

Recordemos que, en marzo de 2019, se filtraron las cartas diplomáticas en que el presidente solicita que España y a la Iglesia católica pidan perdón a los pueblos originarios por los abusos de la conquista. El efecto fue el contrario al deseado. AMLO no tejió con oficio la negociación. La intención razonable falló en la forma. De una pretendida reconciliación provocó una contrariedad diplomática.

Con España, tanto el gobierno como la opinión pública sobre reaccionaron de manera airada la solicitud de AMLO. La respuesta de Roma fue menos vehemente pero igualmente firme. El director de prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti, dijo entonces: “por el momento el Vaticano no tiene un pronunciamiento adicional, pero como es sabido, el Santo Padre ya se ha expresado con claridad sobre esta cuestión”. El nuncio en México Franco Coppola afirmó desconocer la carta.

La historia no es lineal ni absoluta. La Iglesia justificó la agresión, despojo y la esclavitud, pero hubo miembros de las congregaciones de los franciscanos, dominicos y posteriormente jesuitas que defendieron la dignidad humana de los pueblos originarios. Defendieron a los indígenas tanto de los conquistadores como de la propia Iglesia.

Surgieron grandes personajes como Fray Bartolomé de las Casas, Fray Antonio de Montesinos, Fray Pedro de Victoria, defensores infatigables de los indígenas. Y, de hecho, precursores de los modernos derechos humanos universales, fueron la semilla, en la actualidad, de la denominada Teología India. La Iglesia ya ha pedido perdón de manera reiterada: Juan Pablo II en Santo Domingo en 1992 en el V Centenario del descubrimiento de América y en víspera del Jubileo 2000; Benedicto XVI, en 2007 pidió disculpas por “las sombras” de la primera evangelización; y Francisco en su viaje a Bolivia hizo lo propio en 2015.

Dicha postura autocrítica de la Iglesia quedó patente en el último Sínodo sobre la Amazonía. Concluyo: Francisco es generoso y podría acceder al apremio de AMLO, pero ¿qué novedad traería un nuevo y reiterado? La forma y el oficio diplomático fallan.

Con información de Milenio/Bernardo Barranco

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