Después de la difusión de un proyecto de sentencia de amparo en revisión de la ponencia del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá en torno a la posible prohibición de nacimientos en Yucatán, este domingo 6 de noviembre, la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un mensaje en el que rechaza el laicismo que intenta neutralizar las expresiones religiosas en ámbito público.
Firmado por el presidente y secretario de la CEM, además del responsable de la dimensión de episcopal de la pastoral educativa y de la cultura, el arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, el documento es un llamado a revisar los tratados y convenios internacionales en materia de derechos humanos y de libertad religiosa que garantizan las expresiones y manifestaciones de cualquier credo en la vida comunitaria.
Tales signos no guardan exclusivamente una relación con lo religioso, además son expresiones de la cultura, “lo que implica tener opciones fundamentales, horizonte, sentido, que lo religan necesariamente con los demás, con la creación, con el Creador”.
Para los obispos, un elemento a destacar es el Concilio Vaticano II el cual defiende que los valores y práctica religiosa, no pueden imponerse, pero tampoco dejar de ofrecerse.
Contrario a lo que se piensa, la libertad religiosa requiere de un genuino estado laico, el cual, afirman, garantiza la libertad de pensamiento y de religión que sostiene la pluralidad como sustrato del estado laico. Además, toma como ejemplo la historia de México cuando en la primera mitad del siglo pasado, una corriente política sumamente intolerante quiso prohibir el ejercicio público y privado de lo religioso, lo que resultó en una persecución que fue “manifestación de una visión autoritaria y equívoca de la función del Estado que no puede regir el fuero interno de las personas, es decir, su conciencia”.
Así, recuerda el magisterio de los pontífices recientes, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco quienes han señalado que estos derechos no tienen al centro al estado-nación sino la “dignidad de las personas, así como el sano desarrollo de la Casa común”.
Para garantizar lo anterior, se han desarrollado nuevos conceptos como el de laicidad positiva o bien, como se forjó en ocasión del coloquio sobre el 30 aniversario de relaciones México-Santa Sede, el de “laicidad colaborativa” en donde las creencias religiosas “tienen manifestaciones concretas que no se pueden negar”.
Las creencias religiosas son una opción, afirma el mensaje y van haciendo cultura; ejercer expresiones religiosas “no busca imponerla a los demás y, por el contrario, “pretender imponer una sociedad sin referentes religiosos… es querer un solo estilo de vida, arreligioso, en donde prevalezca la negación de las creencias religiosas. Este modelo discrimina a los seres humanos que sí tienen opciones religiosas y es contrario al Estado laico. Es absurdo buscar eliminar toda manifestación pública de la vida religiosa”, acentuando, además, que el erario debe estar al servicio de las personas “y estas tienen orientaciones religiosas”.
Se prevé que la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación analice el amparo en revisión 216/2022, cuyo acto reclamado es “la colocación de objetos decorativos en alusión al nacimiento de Jesucristo durante los meses de diciembre y enero en los bajos del ayuntamiento de Chocholá, Estado de Yucatán”, se realice en sesión pública del 9 de noviembre.
El mensaje completo puede leerse aquí.