Obispos de Canadá: «Nunca es tarde para promover la dignidad humana».

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Nunca es demasiado tarde para proteger y promover la dignidad de la persona humana: así es como, en resumen, la Conferencia Episcopal Canadiense (CCCB) exhorta a los legisladores a replantearse el proyecto de ley C-7, que tiene por objeto ampliar los criterios de elegibilidad para la eutanasia y el suicidio asistido, eliminando el criterio de la «previsibilidad razonable de la muerte natural» actualmente previsto en el Código Penal Nacional.

La propuesta

El viernes 18 de diciembre, la legislación propuesta fue aprobada en tercera lectura por la Cámara de Representantes, mientras que la Corte Suprema de Quebec decidió conceder al gobierno federal una prórroga de dos meses del plazo para legislar. De ahí el llamamiento de los Prelados a los legisladores para «repensar en conciencia» este proyecto de ley, «antes de la revisión parlamentaria formal». Hacerlo demostraría «responsabilidad y transparencia» y aseguraría «la confianza de los canadienses en los miembros del Parlamento». «No es demasiado tarde – escriben los Obispos – para reconsiderar el enfoque canadiense de la eutanasia y el suicidio asistido, a fin de garantizar una respuesta ética que promueva la dignidad intrínseca de toda persona humana frente a las profundas cuestiones que rodean el significado del ser humano, la calidad de vida, el sufrimiento humano, los enfermos terminales y la muerte».

Los Miedos

Reiterando, su «firme oposición a todas las formas de eutanasia y suicidio asistido», los Obispos también dicen que están «particularmente preocupados por el acelerado e imprudente ritmo al que el gobierno está tratando de aprobar el proyecto de ley C-7». A pesar de que, de hecho, «las numerosas advertencias lanzadas por las organizaciones que se ocupan de los discapacitados y los médicos sobre las consecuencias devastadoras de tal propuesta», el proceso legislativo ha seguido adelante, «pasando por alto el legítimo debate democrático». A este respecto, los Obispos destacan que una encuesta reciente ha puesto de relieve un hecho importante: «La mayoría de los canadienses temen que el sistema de atención de la salud comience a ignorar la necesidad de cuidados a largo plazo, así como las enfermedades crónicas, una vez que se disponga de asistencia médica para la muerte». «Es claramente claro – enfatiza el CCCB – que no hay consenso en Canadá sobre esta propuesta de ampliar la eutanasia y el suicidio asistido, a pesar de la afirmación del gobierno en sentido contrario para justificar la aprobación del proyecto de ley C-7».

Es necesario un debate

«Igualmente preocupante» es – continúan los Obispos – «el retraso en el examen parlamentario de las repercusiones de la eutanasia y el suicidio asistido en Canadá y la situación de los cuidados paliativos», que se ha pedido en el pasado. Pero a pesar de todo ello, «el ejecutivo sigue empeñado en avanzar lo más rápidamente posible para ampliar el acceso a las prácticas de eutanasia». Además, la Iglesia Católica del Canadá señala que un proyecto de ley de ese tipo, «que tendrá un impacto negativo tanto en las personas como en la sociedad en su conjunto», en realidad merece «más tiempo, por parte de todos los ciudadanos, para ser debatido». Esto es aún más «evidente» a la luz de «las debilidades y fragilidades que la pandemia mundial ha expuesto en los sistemas de salud, sociales y de bienestar y en su disponibilidad para los más vulnerables».

Llamamiento a «frenar esta inútil carrera»

«Imploramos una vez más a nuestros legisladores – es el sincero llamamiento de los Obispos – que frenen esta inútil carrera por legislar sobre el C-7», ya que «la primera preocupación, como sociedad, debe ser el bienestar y la seguridad de las personas». La nota de los Obispos recuerda, entonces, que «permitir la asistencia al suicidio o el asesinato de otro ser humano nunca es la respuesta apropiada al sufrimiento de una persona». Además, esas prácticas «nunca son simplemente un acto autónomo o una expresión de la libertad de un individuo»; por el contrario, tienen «un impacto destructivo en el bien común de las comunidades». Los Obispos también destacan los evidentes «signos de peligro» que se encuentran en estos tiempos: pensar en cambiar el Código Penal o apartarse del Juramento de Hipócrates son actos que «representan un cambio de época en lo que los canadienses entienden por ser humano, aliviando el sufrimiento y permitiendo que los principios morales establezcan una sociedad justa».

El llamamiento a respetar la objeción de conciencia

De ahí el llamamiento de la Iglesia a la Cámara y al Senado para «repensar en conciencia» el proyecto de ley «antes de la revisión parlamentaria formal», a fin de garantizar la responsabilidad, la transparencia y la confianza de la población. «También es imperativo», añaden los Prelados, «respetar el derecho a la objeción de conciencia de los trabajadores de salud que no desean proporcionar o ayudar en la muerte asistida por razones médicas», así como es urgente resolver «la grave falta de cuidados paliativos disponibles en todo el Canadá» y esta es «una situación que debe abordarse de inmediato». Al mismo tiempo, el CCCB destaca «la necesidad de prestar atención inmediata a la salud mental, a la atención domiciliaria y a los servicios sociales para las personas con discapacidades o enfermedades crónicas y terminales, a fin de mejorar sus condiciones de vida». Y este es un tema sobre el que hay «una creciente conciencia».

La invitación a informarse

Por último, los Obispos alientan a los fieles católicos del Canadá, a otras comunidades religiosas y a todas las personas de buena voluntad «a que se informen mejor sobre el contenido y las graves implicaciones morales del proyecto de ley C-7», para que puedan expresar «objeciones y preocupaciones» directamente a los parlamentarios y senadores locales. La nota Episcopal se cierra con una invocación a San José, patrono de la Iglesia universal, para que interceda «en estos tiempos difíciles».

Con información de Vatican News/Isabella Piro

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