El arzobispo de San Francisco, Mons. Salvatore J. Cordileone y el obispo de Oakland, Mons. Michael C. Barber, han escrito una carta conjunta sobre la ideología de género.
Ambos prelados han hecho una defensa acérrima de la posición de la Iglesia sobre esta cuestión. Ambos prelados sostienen que «La ideología de género niega ciertos aspectos fundamentales de la existencia humana, como la diferencia sexual entre el hombre y la mujer, la complementariedad recíproca del hombre y la mujer y la unidad esencial del cuerpo y el alma en la persona humana».
«La Iglesia está llamada a hacer como Jesús, a acompañar con espíritu solidario a los marginados y a los que sufren, afirmando al mismo tiempo la belleza y la verdad de la creación de Dios. “La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad…Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo», escriben en la misiva.
Por su interés, reproducimos la carta completa:
Queridos hermanos en Cristo,
La influencia de la ideología de género se ha extendido en la sociedad contemporánea. Como resultado, muchos fieles y quienes sirven en nuestros ministerios se han planteado cuestiones en torno a los complejos y delicados temas del género, la identidad sexual y la naturaleza de la persona humana.
A la luz de las recientes orientaciones de la Iglesia y de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), y de acuerdo con nuestra responsabilidad pastoral de instruir a los fieles, pretendemos con esta carta pastoral proporcionar claridad y recursos con respecto a la enseñanza de la Iglesia Católica sobre la naturaleza de la persona humana.
El Papa Francisco ha llamado la ideología de género “una de las colonizaciones ideológicas más peligrosas”. Por “colonización ideológica”, el Papa Francisco quiere decir que hay poderosas influencias culturales que surgen en diversas formas de medios de comunicación, como en publicaciones, en los medios sociales y en otros contenidos influyentes, que ejercen una enorme influencia en la cultura.
La ideología de género niega ciertos aspectos fundamentales de la existencia humana, como la diferencia sexual entre el hombre y la mujer, la complementariedad recíproca del hombre y la mujer y la unidad esencial del cuerpo y el alma en la persona humana.
La ideología de género se opone radicalmente, en muchos aspectos importantes, a una comprensión sólida de la naturaleza humana, dando lugar a formas de influencia cultural, especialmente a través de la educación y de la legislación, que promueven una noción de identidad personal que se deja a la elección del individuo y que niegan la base antropológica de la familia como fundada en la diferencia biológica entre el hombre y la mujer. Congregación para la Educación Católica, ‘Los creó varón y mujer’: Para una vía de diálogo sobre la cuestión del género en la educación, 2 (2019). Se opone así a la razón, a la ciencia y a una visión cristiana de la persona humana.
A lo largo de su historia, la Iglesia Católica se ha opuesto a las nociones de dualismo que plantean el cuerpo y el alma como entidades separadas y no integradas.
El cuerpo es un aspecto integral e indispensable de lo que significa ser una persona humana.
El cuerpo y el alma llegan juntos a la existencia, en un ser humano individual en el momento de la concepción.
Desde el principio de su existencia, la persona humana tiene un cuerpo diferenciado sexualmente como masculino o femenino.
El ser hombre o el ser mujer “es una realidad buena y querida por Dios”. En consecuencia, nunca se puede decir que uno esté en el cuerpo “equivocado”.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica:
“Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día”.
La diferencia y la complementariedad sexual entre el hombre y la mujer son también esenciales para una comprensión cristiana de la unión conyugal, que es en sí misma una imagen de la comunión trinitaria.
Eliminar esta diferencia disminuiría en el hombre y en la mujer parte de lo que significa ser imagen y semejanza de Dios. Además, acabaría con la base misma de la familia, la “primera célula vital de la sociedad”. Hacerlo sería una ofensa a la dignidad humana y una injusticia social.
Muchos fieles católicos se solidarizan con quienes sufren disforia de género, discriminación injusta u otras cuestiones relacionadas con la identidad de género y desean sinceramente responder con amor a sus hermanos. La Iglesia está llamada a hacer como Jesús, a acompañar con espíritu solidario a los marginados y a los que sufren, afirmando al mismo tiempo la belleza y la verdad de la creación de Dios. “La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad…Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío”. La compasión que no incluye tanto la verdad como la caridad es una compasión equivocada. El apoyo a quienes experimentan disforia de género debe caracterizarse por una preocupación activa por la caridad cristiana genuina y la verdad sobre la persona humana. De hecho, es la verdad sobre la dignidad de cada persona la que exige que nadie sufra acoso, violencia, insultos o discriminación injusta.10
A quienes experimentan disforia de género, deseamos reafirmarles que Dios nos conoce, nos ama a cada uno de nosotros y desea nuestro florecimiento. Jesús nos recuerda: “Yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10). Nuestras vidas, incluso nuestra propia identidad, a veces nos puede parecer un misterio. Pueden ser una fuente de confusión, quizás incluso de angustia y sufrimiento. Sepan que su vida no es un misterio para Dios, que ha contado cada cabello de sus cabezas (Lucas 12, 7), que creó lo más íntimo de su ser y que les tejió en el vientre de su madre (Salmo 139). Al asumir una naturaleza humana corporal, Jesús revela la bondad de nuestros cuerpos creados y la cercanía de Dios a cada uno de nosotros. No está lejos ni es indiferente a nuestras preguntas, nuestros retos o nuestros sufrimientos. En estos momentos viene a nuestro encuentro y a revelarnos la profundidad de su amor y de su misericordia. El Concilio Vaticano II declaró que “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”. Es una forma de decir que, al convertirse en uno de nosotros, Jesús no sólo nos revela a Dios, sino que revela al hombre lo que el hombre es. Nuestra identidad no es algo que inventamos o creamos para nosotros mismos. Su identidad más fundamental es la de hijos muy amados de Dios. Reconozcan que el deseo de entender quiénes son Ustedes es un deseo de conocerse a Ustedes mismos así como Dios los ha creado, conocido y amado. La Iglesia, por su parte, desea escucharlos y caminar con Ustedes mientras llegan a comprender y aceptar la totalidad de a quien Dios ha creado.
Tras escuchar y dialogar, tanto la Santa Sede como la USCCB, así como otras diócesis católicas, han ofrecido orientaciones sobre las complejidades de las cuestiones de identidad sexual en su relación con la doctrina de la Iglesia, la atención sanitaria católica, la educación católica y el acompañamiento de quienes sufren disforia de género. A continuación se hace referencia a algunas de estas orientaciones. Las complejidades e implicaciones morales de las alteraciones del cuerpo humano se tratan ampliamente en la Nota doctrinal sobre los límites morales de la manipulación tecnológica del cuerpo humano publicada por el Comité de Doctrina de la USCCB el 20 de marzo de 2023. Se incluye aquí un enlace al documento como recurso. La Nota doctrinal afirma el orden fundamental de la persona humana como unidad de cuerpo y alma, incluida la diferencia sexual inscrita en el cuerpo.
Se puede causar un gran daño en situaciones en las que los procedimientos y tratamientos médicos no respeten el orden creado fundamental de la persona humana. Animamos especialmente a los médicos y al personal sanitario, a quienes estén considerando tratamientos médicos para la disforia de género y a cualquier persona que atienda a personas que sufren disforia de género a que consideren detenidamente la información contenida en la Nota doctrinal.
Que nuestro testimonio cristiano y nuestra atención a los que experimentan un sufrimiento real sean un signo de nuestro discipulado al dar testimonio con alegría del poder sanador de Cristo.
Aquí se ofrecen recursos seleccionados destinados a ayudar a profundizar la comprensión de la enseñanza de la Iglesia Católica sobre cuestiones relacionadas con la identidad sexual y la disforia de género. A quienes llevan a cabo nuestros ministerios, les invitamos a familiarizarse con la enseñanza de la Iglesia para acompañar a quienes servimos en el amor y la verdad. Sigamos proponiendo con amor a todos la verdad más profunda sobre la persona humana como ha sido revelada por Jesucristo, ya que, en palabras del Papa Benedicto XVI:
“Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario”.
Excmo. Mons. Salvatore J. Cordileone
Arzobispo de San Francisco
Excmo. Mons. Michael C. Barber, S.J.
Obispo de Oakland