Nuevo obispo auxiliar envía mensaje: “Tenía intenciones de volver a servir en Yucatán como cura de pueblo…”

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

Este viernes 14 de abril, la Iglesia católica de Yucatán “parió” a un nuevo obispo. Mario Medina Balam, un sacerdote de claustro universitario y profesor de la Universidad Pontificia, fue consagrado al episcopado en emotiva celebración congregando a decenas de sacerdotes, obispos y al nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri.

Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán, Jorge Carlos Patrón, arzobispo de Xalapa y el propio nuncio Spiteri fueron los consagrantes quienes impusieron las manos al clérigo yucateco quien se dedicará a labores pastorales de la arquidiócesis.

Joseph Spiteri dedicó la homilía centrándola en el contexto de la alegría de la octava de pascua. “Les quiero ofrecer mis felicitaciones por la llegada de monseñor Mario Medina Balam, hijo de estas tierras yucatecas, como nuevo obispo auxiliar. De hecho, el santo padre ha acogido la petición del señor arzobispo, don Gustavo Rodríguez Vega, a quien saludo con mucho afecto, para tener una ayuda pastoral cualificada en la persona de otro hermano obispo auxiliar  junto con monseñor Pedro Sergio de Jesús Mena Díaz, para guiar, enseñar y santificar al pueblo de Dios”.

El arzobispo Spiteri confió en que la Iglesia de Yucatán sabrá recibir con gozo, en espíritu de fe y de comunión, al nuevo obispo ofreciéndole su apoyo con oración y “colaboración responsable en el ministerio apostólico”.

El nuncio apostólico recordó el cariño del pueblo por los obispos como sucesores de los apóstoles y en comunión con el sucesor de Pedro, conforme a la Palabra de Dios proclamada especialmente en los aspectos que caracterizan a quienes ostentan el episcopado: “Llamados a anunciar, con claridad, las verdades de la fe cristiana. Ser maestro en la fe significa, sobre todo, ayudar a los que han recibido la gracia del bautismo, conocer mejor al Señor Jesús para crecer en la amistad personal con Él…” A ejemplo de los apóstoles, los obispos deben proclamar la alegría del resucitado y de la redención, no obstante, las amenazas de los líderes religiosos de ese tiempo, incluso amagándolos “con meterlos a las cárcel”. Jesús fue injustamente condenado y crucificado a lo que el nuncio preguntó: “¿Estamos listos a sufrir las injusticias para ayudar a nuestro prójimo? Eso también es el ministerio del obispo”.

“Él camina con nosotros, invitándonos a poner atención en las necesidades de los más débiles para que nadie quede solo o desamparado sino para que todos marchemos juntos. Esa es una tarea primordial de los obispos”, dijo el nuncio apostólico enfatizando que ellos deben ser ejemplares dando testimonio con su vida.

Y dirigiéndose al nuevo obispo dijo: “Como san Pablo llama a los obispos a ofrecer un testimonio de fidelidad, de ser fieles al don del Espíritu Santo para que así podamos ayudar a nuestros hermanos y hermanas a todos los cristianos a ofrecer un testimonio de fidelidad en su vida matrimonial, en las relaciones de respeto y de cariño dentro de la familia, en su trabajo y en la sociedad civil…”

Explicando los símbolos del capítulo evangélico sobre la pesca milagrosa y la tarea de los obispos y los ministerios recibidos como don, “no como privilegios” sino de servicio en comunión sinodal, el nuncio apostólico insistió en que los obispos deben tratar “con atención y cariño” a cada persona, ya que será el verdadero testimonio de vida cristiana.

Dirigiéndose a Mario Medina Balam, dijo: “El Señor le está llamando a usted a un cambio bastante fuerte de visa sacerdotal… Usted ha ofrecido un servicio diligente a toda la Iglesia en México a lo largo de 30 años como educador, formador, en la Universidad Pontificia de México, de modo particular en la enseñanza del derecho canónico… Usted puso su preparación académica, su conocimiento profundo de los cánones de la Iglesia al servicio, no solamente de sus estudiantes, sino de todas las realidades eclesiales de nuestro querido México… Ahora, el Señor lo está llamando a aprender cómo poner toda la riqueza de su formación académica al servicio de la vida de comunión de la familia, pueblo de Dios, en Yucatán, en espíritu sinodal… Usted no debe dudar nunca ni de la gracia del Señor que le ha llamado ni en la ayuda de la comunión continua con los otros obispos…”

Después de la consagración episcopal Mario Medina Balam ofreció un mensaje en el que agradeció a todos los que hicieron posible ese momento de elevación al grado máximo del sacerdocio empezando por “Jesucristo, nuestro Señor, que me ha llamado a formar parte de sus amigos cercanos como sucesor de los apóstoles. Agradezco a monseñor Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán, que ha presidido la celebración y me ha conferido la ordenación episcopal; agradezco a monseñor Joseph Spiteri, nuncio apostólico en México por hacer presente al Papa Francisco y por sus sentidas e iluminadoras palabras; a monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, arzobispo de Xalapa, compañero del Seminario y buen amigo”.

Medina Balam extendió el agradecimiento a familiares, amigos y a las autoridades del gobierno del Estado y del municipio de Mérida. El obispo auxiliar planeaba regresar a Yucatán para ser un cura de pueblo, “pero el Señor Jesús ha querido que yo adelante mi vuelta. Con entusiasmo vengo como padre, hermano y amigo, para unirme a la construcción del reino de Dios en estas tierras del Mayab. Como obispo auxiliar número dos, me pongo a las órdenes de monseñor Gustavo, arzobispo de Yucatán, para caminar juntos con monseñor Pedro, obispo auxiliar número uno y los demás vicarios episcopales, con todo el presbiterio, los diáconos, los consagrados, hombres y mujeres y los agentes de pastoral laicos. Vengo con la conciencia de que «el Episcopado es un servicio, no un honor», como lo dice el Pontifical Romano”.

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