Deseo expresar mi gratitud a todos los fieles quienes, durante las celebraciones del domingo pasado, domingo mundial de las misiones, colaboraron generosamente, con la oración y el apoyo económico, para ayudar a los hermanos que realizan su vocación en el campo de misiones. Pido a Dios sea su mayor recompensa.
Asímismo, quiero recordar que una de las misiones que no debemos olvidar, especialmente en este tiempo de pandemia, es el cuidado de nuestra salud y la de nuestro prójimo. En últimas fechas, se ha hecho pública la información, por parte de las autoridades de salud, del incremento en el número de contagios en nuestra ciudad y en parte del País.
Aunque sonemos reiterativos, es necesario no olvidarnos que la etapa crítica no ha sido superada del todo, por lo que no debemos confiarnos y relajar los cuidados. Aunque las autoridades han permitido la apertura paulatina de algunas actividades, también, y debido a las estadísticas nada favorecedoras, pueden dar marcha atrás y pedirnos que volvamos a recluirnos en nuestros hogares, situación que afectaría todo lo bueno que estamos logrando.
Les pido encarecidamente, que actuemos con inteligencia y buena voluntad, no mostremos un comportamiento inadecuado que, lejos de ayudar, perjudicará el camino recorrido. Cuidémonos y cuidemos a nuestro prójimo. Mostremos nuestra solidaridad y compromiso ciudadano en la acción, no solo en la palabra.
Al respecto, quiero compartirles que, como Iglesia, estamos buscando adecuarnos a la situación actual, especialmente en lo que respecta a las expresiones de fe en torno a las fiestas de la Virgen de Guadalupe.
Estamos preparando algunas actividades virtuales para que, desde sus hogares o centros de trabajo, puedan participar de las peregrinaciones y de la Santa Misa en la Basílica de Guadalupe.
Este año no será posible hacerlo de forma presencial, como lo hemos hecho tradicionalmente, por lo que invito a toda la comunidad para que esté atenta a las publicaciones que, en el transcurso de la semana, daremos a conocer sobre la forma en cómo se realizarán virtualmente las peregrinaciones.
Sabemos que a muchos no les agrada el que se suspenda esta tradición, pero debemos ser conscientes que, como cristianos, el ejemplo que demos, será en bien de todos.
Invito a todas las familias para que hagan de su hogar una casita de oración, un lugar en el que se venere de manera especial a la Madre de todos. Les sugiero que coloquen la imagen de nuestra Madre de Guadalupe en algún lugar significativo, puede ser en la sala de la casa, incluso en la cochera, lo importante es que cada hogar sea un lugar de veneración y así, aunque no podamos ir todos juntos a la Basílica, si podremos estar unidos desde nuestro hogar con todos los hermanos celebrando a la Virgen María.
+ Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
