- Se puede decir una novena por las almas del purgatorio en cualquier momento para pedir el cielo para ellas y alguna gracia por su intercesión.
- Se puede celebrar después de la muerte de un ser querido o en el aniversario de su muerte.
- Se recomienda especialmente celebrar una novena antes de la conmemoración litúrgica de Todos los Fieles Difuntos (2 de noviembre)
Día dos
Oración introductoria:
Dios, Padre de misericordia y de todo consuelo,
te ofrezco esta novena por todos los difuntos que sufren en el purgatorio,
y te ruego que, reflexionando con espíritu de fe y de amor sobre tu Palabra y la acción de tu gracia en los corazones de tus Santos y siervos bienaventurados,
pueda acudir a ellos con ayuda,
y obtener para mí una gracia (mencione cuál), que humildemente os pido por su intercesión.
Meditación sobre la Palabra de Dios:
“Y las almas de los justos están en la mano de Dios, y el tormento no los alcanzará. A los ojos de los insensatos parecían haber muerto, y su partida fue contada como calamidad y su partida de nosotros como destrucción, pero permanecen en paz. Aunque sufrieron torturas incluso en el entendimiento humano, su esperanza está llena de inmortalidad. Después de un poco de disciplina obtendrán grandes beneficios, porque Dios los ha probado y los ha encontrado dignos de sí mismo. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como holocausto. (…) Quienes en Él confían comprenderán la verdad, los fieles permanecerán con Él en el amor: porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos” (Sabiduría 3,1-6.9).
Experiencias de santos y bienaventurados:
Santa Margarita María Alacoque, Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús, en su Cuaderno Espiritual, describió un acontecimiento durante el cual pudo encontrarse con un monje benedictino fallecido: “De repente apareció ante mí una figura, toda en llamas; sus llamas me penetraron con tanta fuerza que sentí como si ardiera con ella. El lamentable estado en que se encontraba me hizo darme cuenta de que padecía en el purgatorio y me impulsó a derramar abundantes lágrimas (…). Me pidió que le ofreciera todo lo que pudiera hacer y sufrir durante tres meses (…). Al cabo de tres meses, vi al monje con un aspecto completamente diferente, porque estaba lleno de alegría y gloria y se iba a disfrutar de la felicidad eterna. Y agradeciéndome, prometió que me cuidaría delante de Dios. Pero yo yacía enfermo, y como mis sufrimientos terminaron con los suyos, pronto me recuperé”.
Acto de ofrenda
Señor Jesús, Redentor del mundo, en unión con Tu Sacrificio en la Cruz hecho presente en cada Eucaristía, ofrezco al Padre Eterno, por las manos de la Madre de Misericordia, todos los valores reparadores de mis oraciones y obras, alegrías, penas y sufrimientos por los difuntos que sufren en el purgatorio, pidiéndote que aceleres su entrada a la gloria del cielo, donde te alabarán y bendecirán por siempre.
Padre nuestro…
Ave María…
Descanso eterno… (3 veces)
Congregación de las Hermanas Auxiliadoras de las Almas del Purgatorio.