El evangelio de este domingo nos sigue situando en la sinagoga donde Jesús, al término de su largo discurso sobre el pan de vida, no sólo se enfrenta al rechazo de sus enemigos que encuentran su modo de hablar como intolerable, sino también al escándalo y el desconcierto de sus discípulos que encuentran muy duro el modo de hablar del Señor, pero Jesús reitera que sus palabras, aunque son duras, son espíritu y vida, son las que dan sentido a la vida de los hombres.
De tal manera se hace el escándalo y el desánimo que los discípulos mismos piensan en abandonar a Jesús,no seguirlo más. El Señor se da cuenta y parece consternado ante esta incomprensión y la intención de abandonarlo y les hace una dramática pregunta:¿También ustedes me quieren dejar? Pero Pedro, a nombre del grupo, parece entender la tristeza de Jesús y da una respuesta llena de amor y decisión, le dice: “Pero Señor, ¿A dónde vamos a ir? Si solo tútienes palabras de vida eterna y nosotros sabemos y creemos que tú eres el Hijo de Dios.
Pedro, en otras palabras, le dice a Jesús: Pero Señor, ¿Cómo te vamos a dejar? ¿Qué haríamos sin ti? ¿Adónde podríamos ir lejos de tu persona que nos ha cambiado la vida, que le ha dado un sentido nuevo a nuestras pequeñas y cotidianas existencias, que nos ha dado la luz cuando estábamos ciegos, que nos ha dado esperanza cuando estábamos desesperados, que nos ha dado alegría cuando nuestra vida no era feliz,que nos ha descubierto horizontes que ni siquiera sospechábamos que existían, que nos ha abierto no solo a esta vida sino a la vida eterna, que nos ha enseñado lo que es el amor, la amistad, el perdón, la generosidad? Señor, pero ¿A dónde iremos? Si solo tú eres la razón de nuestra vida. Sin ti no sabríamos qué hacer, no podríamos vivir.
La respuesta de Pedro debe ser nuestra propia respuesta cuando, al ver tanta hipocresía y suciedad en la Iglesia, viene la tentación de abandonarla y olvidamos que también nosotros somos pecadores y miserables y que, si en algo somos mejores que los demás, es porque el Señor, en su gran misericordia,nos sostiene y nos da fortaleza para no caer.
“Señor Jesús, hoy también yo quiero decirte con Pedro, pero lejos de ti, a dónde voy a ir, solo tú tienes palabras de vida eterna, sólo tú le puedes dar sentido y alegría a mi vida, sin ti no sé qué hacer ni a dónde ir,sin ti camino ciego y la vida no es vida. No permitas que me aleje de ti y si llego a alejarme, búscame y si se enfría mi corazón, vuélvelo a encender de amor por ti porque yo también, como Pedro, creo y confieso que tú eres el hijo de Dios vivo”. Feliz domingo. ¡Dios te bendiga!