El corazón es el órgano de mayor vitalidad y mayor importancia. Para un judío es el centro de las decisiones y los pensamientos. Jesucristo, antes de la Pascua, sentía una tristeza mortal, Jesús, ante la muerte de su amigo Lázaro, lloro profundamente.
«Del corazón salen las malas intenciones» Mt 15,19
«No tengáis miedo» Is 41,10; Jos 1,9; Mt 10,31; Mc 6,50
Turbarse es perder la concentración, es entrar en un desequilibrio emocional, es estar a la deriva emocionalmente. Turbarse es inquietarse, conmoverse, agitarse y alborotarse.
Para comprender mejor y tomar las decisiones más acertadas debemos estar en paz, en armonía interior, en comunión con Dios.
YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
EL CAMINO: El pueblo se mantiene en peregrinación hacia la casa del Padre (ya no hacia la tierra prometida sino hacia el cielo nuevo). Los caminos mantienen una dirección, una ruta, un viaje. La Iglesia, como el ser humano, se mantienen en camino. Cristo es la vía por donde debemos transitar para llegar a la vida eterna
LA VERDAD: no es un principio o un valor, es una persona, es una actitud; tiene que ver con la realidad, la transparencia, la honestidad y la sinceridad. La verdad nos permite construir (la mentira destruye), avanzar, conocer la realidad de las cosas, llegar a lo más profundo del ser, a su misma razón de ser. Cristo nos revela el verdadero rostro del Padre
LA VIDA: es la existencia de un ser en el tiempo; mientras está aquí, existe, es decir tiene vida. Los judíos creían que en la sangre estaba la vida, además, escudriñaban las Sagradas escrituras para encontrar en ellas vida (cf. Jn 5,39). Pero Jesús ofrece su Cuerpo y su Sangre para tener vida eterna, vida en abundancia (cf. Jn 6,54-56)
VOLVERÉ Y OS LLEVARÉ CONMIGO
Jesús habla de partir, pero deja la puerta abierta para regresar. Jesús se anticipa a su Ascensión, para indicarles que es necesario que se vaya, para preparar unas moradas. Nos promete llevarnos, a donde nos precedió nuestro glorioso Pastor resucitado Cristo nos ofrece una garantía, una esperanza de resucitar con Él; por ello, NO debe haber lugar para las dudas, los miedos y las tristezas.
Jesús nos abre la confianza de estar en comunión eterna con el Padre y eso se lo pide el mismo: «Quiero que donde yo esté, también estén los que Tú me has dado» Jn 17,24
Nos preparamos para la Solemnidad de la Ascensión del Señor, es decir, la subida al Cielo para ser coronado rey y sentarse a la derecha del Padre, donde volverá a retomar sus prerrogativas divinas (cf. Fil 2,7).