No olvidemos que la verdad es Jesús

Bienvenidos a esta reflexión desde la Palabra de Dios en el V Domingo de Pascua

Mons. Cristobal Ascencio García
Mons. Cristobal Ascencio García

Nos encontramos ante el discurso de despedida en la Última Cena, y el capítulo 14 de Juan inicia diciendo: No se turbe su corazón, no pierdan la paz. Jesús sabe que sus Apóstoles aún no comprenden muchas cosas; sabe que su corazón y su mente se llenarán de contrariedades, de allí que les quiera infundir su paz. Así que en estos versos que escuchamos se remarcan temas como: La exhortación a la confianza; anuncio de la partida e iniciación del tema del camino.

El discurso inicia con una exhortación a la confianza: “No se turbe vuestro corazón, si creen en Dios crean también en mí”. Jesús sabe que su partida no será sencilla para sus seguidores y menos de aquella manera; de allí que desea mantenerlos firmes en la fe. Jesús los ve abatidos, es el momento de reafirmarlos en la fe, enseñándoles a creer en Dios de manera diferente. De ahora en adelante, deben seguir creyendo y confiando en Dios, pero también creyendo en Él, ya que es el mejor camino para creer en Dios.

Su fe no debe naufragar por su muerte; su partida no es un abandono, sino que va a preparar un lugar en la casa del Padre y un día volverá para llevarlos consigo; y entonces estarán juntos para siempre. La muerte no destruirá los lazos que han creado. Pero aquello parece muy difícil de creer y en los discípulos se despiertan toda clase de dudas, de preguntas: ¿Cómo será? ¿Quién puede garantizar ese destino? Recordemos a Tomás que pregunta: “¿Cómo podemos saber el camino?”. Jesús como camino, conduce a experimentar a Dios como Padre; los demás no son caminos, son evasiones de la realidad que nos alejan de la verdad; lo fundamental es seguir los pasos de Jesús hasta llegar al Padre.

Felipe intuye que Jesús no está hablando de cualquier experiencia religiosa, de allí que pide: “Muéstranos al Padre y eso nos basta. La respuesta de Jesús es grandiosa: “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”. Toda la vida de Jesús y sus actitudes, hacen visible al Padre.

Tengamos en cuenta que para las primeras comunidades, el cristianismo no era una religión con ritos o doctrinas, era un camino, una forma de vivir. No era vivir dentro de una institución religiosa, practicando ritos concretos, centrados en una moralidad, sino aprender juntos a vivir como Jesús en medio de aquel mundo lleno de dificultades. Allí radicaba su fuerza, en lo que podían ofrecer, es decir, una forma de vida distinta.

Hermanos, aquí se centra el arranque del cristianismo cuando Jesús dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre si no es por mí”. En nuestra vida nos encontramos con muchos caminos; hay quienes se empeñan en caminar por tierras pantanosas. Jesús es “el camino”. Esto nos recuerda, desde la humildad del pesebre en el que nació, pasando por su actividad profética de perdonar los pecados, sanar a los enfermos, acoger a los que eran rechazados, hasta llegar a lo que vendría después de la última cena: la entrega total y salvadora de su vida. Este es el camino que Jesús había marcado hacia el Padre; por eso les dirá: “Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy”. Pero Jesús es también “la verdad”. Es la verdad al proclamar bienaventurados a los pobres, a los hambrientos, a los perseguidos; al mostrarnos el verdadero rostro de Dios como “Abba”, o sea como

Padre; al denunciar las injusticias y proclamar una liberación; sobre todo, al mostrarnos al “verdadero hombre” que estamos llamados a ser: Un ser humano pleno, libre, coherente y entregado. Hermanos, la verdad no es una ciencia, una religión, no es una filosofía, la verdad es el ser más maravilloso que existe, la verdad es Jesucristo. Jesús es “la vida”, porque Él era el principio de toda la creación; Él había engendrado la esperanza definitiva para la humanidad; en Él la gente sentía encontrar una nueva manera de vivir; por donde Él pasara se generaba vida, al sanar, al perdonar, al liberar, etc. Pero sobre todo Jesús es la vida al Resucitar, pues con esto Él vence la muerte y se proclama como el Señor de la vida.

Hermanos, ser cristiano es ser un hombre o una mujer que en Jesús va descubriendo el camino más acertado para vivir; la verdad más segura para orientarse. Es verdad que al analizar nuestra sociedad, nos damos cuenta que nos hemos alejado de Jesús y hemos perdido el camino que nos conduce a Dios Padre; nos han quedado algunos ritos, algunas expresiones donde expresamos nuestra forma de creer, pero parecen externas y muchas veces al no vivirlas las sentimos superficiales. Se han mostrado tantos caminos que podemos extraviarnos. Es momento que nos cuestionemos: ¿El camino que estoy recorriendo me está conduciendo al Padre? Recordemos que la manera de caminar hacia el Padre es seguir los pasos de Jesús, es vivir como Él vivió, sentir como Él sintió. Jesús es el camino y como Iglesia, como consagrados, debemos mostrar con nuestra vida ordinaria, que vale la pena caminar detrás de Jesús, ya que sólo Él nos conduce a Dios.

Hermanos, Jesús es la verdad, Jesús no nos contó historias ficticias, no tenía por qué engañarnos. Jesús como verdad, nos conduce al Padre. En un mundo marcado por la mentira, el engaño, la desconfianza, es muy difícil hablar de la verdad, e incluso dentro de las religiones, ya que existen infinidad de sectas que pasan tocando las puertas y asegurando que ellos tienen la verdad plena, que han venido a abrir los ojos de todas las personas que han sido engañadas por la religión. Hermanos la verdad humana está muy dañada; comprendemos verdades a medias y hemos crecido en la desconfianza. No olvidemos que la verdad es Jesús; sólo Él nos conduce al Padre, no existe otra verdad. Es momento de analizar si nuestro camino es el que Jesús nos dejó y que analicemos si estamos viviendo la verdad o vivimos inmersos en la mentira; sólo el camino y la verdad, que es Jesús, nos conducirá a vivir una vida plena, primero aquí y después junto al Padre.

Les bendigo a todos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. ¡Feliz domingo para todos!

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Obispo de la Diócesis de Apatzingan