Nosotros «somos del Señor y no debemos ser esclavos de ningún poder mundano». Esta es la enseñanza de Jesús en el centro de la catequesis del Papa Francisco hoy en el Ángelus, comentando el pasaje del Evangelio de Mateo de este domingo. El evangelista narra una trampa tendida a Jesús por algunos fariseos junto con algunos herodianos. A la pregunta de si es lícito o no pagar impuestos a los romanos, los gobernantes odiados por el pueblo, Jesús responde «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»
Son palabras que «se han convertido en algo de uso común», dice el Papa, pero que hay que entender su verdadero significado. Se utilizan «para hablar de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, entre cristianos y política», y a menudo se interpretan como una separación «entre la realidad terrenal y la espiritual». Y prosigue:
A veces, también nosotros pensamos así: una cosa es la fe con sus prácticas y otra cosa, la vida de todos los días. Y esto no es así. Esto es una “esquizofrenia”, como si la fe no tuviera nada que ver con la vida concreta, con los desafíos de la sociedad, con la justicia social, con la política y etcétera.
Contribuir a la sociedad sabiendo que pertenecemos a Dios
Lo que Jesús quiere decirnos, observa Francisco, es que hay que dar la importancia debida al César y a Dios: hay que respetar la política, las instituciones que se ocupan de la vida social. Pero recordando siempre que Dios es nuestro Señor. El Papa afirma:
Debemos restituir a la sociedad lo que nos ofrece a través de nuestra contribución de ciudadanos responsables, prestando atención a lo que se nos confía, promoviendo el derecho y la justicia en el mundo del trabajo, pagando honestamente los impuestos, comprometiéndonos por el bien común y etcétera. Pero, al mismo tiempo, Jesús afirma la realidad fundamental: que a Dios pertenece el hombre, todo hombre y todo ser humano.
El ser humano es imagen de Dios
El Papa Francisco continúa explicando que, de este modo, Jesús quiere decirnos que «no pertenecemos a ninguna realidad terrena, a ningún ‘César’ de turno. “Somos del Señor» y, por tanto, «no debemos ser esclavos de ningún poder mundano». Y vuelve a la antigua moneda romana:
En la moneda, por lo tanto, está la imagen del emperador, pero Jesús nos recuerda que en nuestra vida está impresa la imagen de Dios, que nada ni nadie puede oscurecer. Al César pertenecen las cosas de este mundo, pero el hombre y el mundo mismo pertenecen a Dios: ¡no lo olvidemos!
Nuestra identidad
El Papa concluye su catequesis con preguntas sobre nuestra identidad como hombres e hijos de Dios: «¿Qué imagen -pregunta a cada uno de nosotros- llevas dentro de ti? ¿De quién eres imagen en tu vida?».
¿Nos acordamos de pertenecer al Señor, o nos dejamos modelar por las lógicas del mundo y hacemos del trabajo, de la política, del dinero, nuestros ídolos a adorar?
Adriana Masotti.
Ciudad del Vaticano.