Murió obispo auxiliar de México; vivía discreto ministerio tras polémica jubilación

Guillermo Gazanini Espinoza
Guillermo Gazanini Espinoza

La madrugada de este martes 20 de junio llegó a su fin la vida del obispo auxiliar de México, Rogelio Esquivel Medina, quien vivía un discreto retiro en una parroquia en la diócesis de Xochimilco.

Nació en Peribán de Ramos, Michoacán, el 18 de junio de 1940. De 83 años, tuvo una trayectoria eclesiástica meteórica. Realizó los estudios sacerdotales en el Seminario Conciliar de México y se especializó en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana. Ordenado el 13 de septiembre de 1970, sirvió en diversas comunidades, entre ellas, la de la comunidad de la Esperanza de María en la Resurrección del Señor, la exclusiva parroquia que hoy aloja a los obispos auxiliares de la administración aguiarista.

Durante el período del cardenal Norberto Rivera Carrera, Rogelio Esquivel fue provicario episcopal de la VI zona y pronto ascendió en los cargos arquidiocesanos para ser vicario episcopal de la VIII zona, la del área de Xochimilco, tiempo en el que le llegó la preconización al episcopado, el 27 de junio de 2001, junto con Jonás Guerrero Corona, actualmente obispo de Culiacán y Francisco Clavel Gil, auxiliar emérito de México.

Responsable episcopal de la VIII Vicaría de pastoral, dejó el cargo de manera repentina. Se argumentó que su salida obedeció a la confrontación sostenida contra las mafias y crimen organizado de Xochimilco por lo que la seguridad del obispo ya no podía ser garantizada; sin embargo, la verdadera razón de su jubilación fue por algo más humano: Había faltado a su promesa celibataria. Su renuncia se aceptó anticipadamente, el 27 de junio de 2008, siete años después de su elevación al episcopado.

Antes de 2009, el sitio de la Conferencia del Episcopado de Mexicano consignaba una brevísima biografía describiendo a Rogelio Esquivel como obispo emérito consagrado «Auxiliar de la Arquidiócesis de México el 15 de agosto de 2001 y asignado a la VIII Zona Pastoral…» sin abundar en detalles sobre las causas de su renuncia. Actualmente, en el directorio del presente trienio de la Conferencia del Episcopado Mexicano, no aparece en el catálogo de eméritos nacionales, lo que infiere una degradación del orden episcopal.

Tras comprobarse su paternidad por una relación que se habría dado desde su etapa de provicario episcopal, el padre Rogelio conjugó el ministerio con el cuidado de la familia que formó. Gracias a las relaciones que tejió con sus sacerdotes y compañeros, tuvo sencillos trabajos pastorales en la ciudad de México. Hasta 2019 constaba su nombre en la nómina de la arquidiócesis de México recibiendo una manutención de 26 mil pesos; sin embargo, la llegada de la pandemia cambió todo obligando al padre Rogelio a aceptar trabajos más humildes, desde la atención de oficinas parroquiales o fungir como vicario adscrito gracias a la buena voluntad de los párrocos.

Tras la división de la arquidiócesis de México, don Rogelio prosiguió sus actividades en San Pedro Atocpan en discreto ministerio. Prácticamente clérigo acéfalo, la diócesis de Xochimilco toleró sus actividades sin problema alguno. Gracias a las fotografías en redes sociales, consta que el degradado obispo ejercía como cualquier ministro celebrando los sacramentos y sin los emblemas que alguna vez lo coronaron con la plenitud del sacerdocio. Este martes pasó de este mundo al Padre como lo que al final fue: Un sencillo cura de pueblo.

Sus restos fueron velados en una agencia funeraria de la Ciudad de México y cremado en el panteón español de la capital del país, el miércoles 21 de junio después del mediodía.

 Descanse en paz don Rogelio Esquivel Medina, obispo auxiliar emérito de México.

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