Tenía 69 años. Murió de un ataque al corazón mientras se encontraba en Taipéi para someterse a un tratamiento contra un cáncer. El Papa Francisco lo había nombrado cardenal en noviembre de 2020. Al referirse a la Iglesia de Brunéi (16.000 fieles, en su mayoría emigrantes) la había calificado como «una Iglesia escondida», «sin estridencias»; tan pequeña como «un Fiat 500», pero viva, y cuyo apostolado se basa principalmente en las escuelas y la ayuda a los emigrantes. «En Asia, la gente está hambrienta de Dios».
El cardenal Cornelius Sim, primer purpurado de Darussalam-Brunei, falleció esta mañana en Taipéi (Taiwán), donde se estaba sometiendo a un tratamiento contra el cáncer. Según un comunicado médico, murió de un ataque al corazón. Tenía 69 años.
Cornelius Sim había recibido su nombramiento como cardenal de manos del Papa Francisco en noviembre de 2020. Según declaró en una entrevista con AsiaNews (17 de noviembre de 2020), le sorprendió el nombramiento, y lo atribuyó al estilo del pontífice, que «ama las periferias.»
Al describir su comunidad cristiana, en diálogo con AsiaNews,, dijo que es como «una Iglesia escondida», «sin estridencias»; tan pequeña como «un Fiat 500», pero viva y cuyo apostolado se basa principalmente en las escuelas y la ayuda a los migrantes.
El cardenal no pudo recibir la birreta directamente del Papa: debido a las restricciones relacionadas con el Covid-19 no pudo estar presente en el consistorio del 28 de noviembre de 2020.
La «Iglesia escondida» de Brunéi está compuesta por unos 16.000 fieles. El 80% son emigrantes y están en el país por trabajo. Son una pequeña minoría cristiana rodeada de una mayoría musulmana con la que mantienen relaciones de servicio y amistad.
Además del difunto cardenal, otros tres sacerdotes sirven a la comunidad católica del país.
El cardenal Sim fue ordenado sacerdote en 1989. En 1998 se convirtió en prefecto apostólico de Brunéi y en 2004 fue nombrado vicario apostólico; un año después, en 2005, fue ordenado obispo.
Llegó tarde a la vida sacerdotal. Durante años fue un ingeniero pero impulsado por la curiosidad y el deseo de fortalecerse en la fe, estudió teología. Así es como relata su trayectoria en la entrevista citada anteriormente: «Entonces el obispo me pidió que me hiciera sacerdote. Al principio rechacé la idea, luego pensé: tal vez soy el último, el más reacio, el menos adecuado, pero acepto. Trabajé como sacerdote, colaborando con los laicos… Luego llegó el puesto de vicario apostólico y acepté ayudar a la Iglesia aquí. Después me pidieron que fuera obispo. No había obispo en Brunei desde hacía más de 20 años. Y en este caso, también pensé: es por el bien de la Iglesia”.
Y luego el Papa lo nombró cardenal. “Y pensé: en nombre de mi comunidad, acepto. Por supuesto, me piden que participe en la carrera de Indianápolis pero solo tengo un Fiat 500, ¡y todo esto me hace mucha gracia! Al fin y al cabo, el Papa Francisco es brillante: dice que la Iglesia no existe sólo en comunidades famosas y estables, sino también en lugares pequeños y escondidos, como Laos y Brunei, quizás como Corea del Norte, o Nepal. La gente de estos lugares no pide tanto, pero sigue creyendo, esperando…».
Su aguda pasión por los pueblos de Asia sigue siendo una lección para todos: «No debemos olvidar que aquí, en Asia, la gente está hambrienta de Dios. Yo mismo volví a la fe después de la muerte de mi padre, que despertó la pregunta sobre el sentido de la vida».
Bernardo Cervellera
Darussalam.
AsiaNews.