Mucho peor que Herodes.

Pbro. Hugo Valdemar Romero
Pbro. Hugo Valdemar Romero
Cada 28 de diciembre la Iglesia hace memoria de los Santos Inocentes, se refiere a los niños menores de 3 años que fueron mandados a asesinar por el rey Herodes pretendiendo eliminar entre las víctimas inocentes al niño Jesús, que fue salvado por José huyendo junto con María a Egipto. El hecho causa horror y cuesta trabajo pensar hasta dónde puede llegar la maldad y la indolencia humana, hasta qué punto se puede actuar con tal de conservar el poder, la crueldad de un tirano en nada tuvo presente el valor de la vida de los niños y el dolor causado a sus padres. Herodes es el prototipo del tirano cruel, malvado y desalmado.
¿Cuántos niños fueron asesinados en Belén? En realidad no lo sabemos, pero semejante crueldad no es comparable con el nuevo Herodes y sus esbirros que son los promotores del crimen del aborto. Tan solo el año pasado, fueron asesinados en el mundo por esta práctica abominable más de 42 millones de niños inocentes, sí más de 42 millones de bebés asesinados y nadie parece conmoverse. Pero este crimen es aún peor por satánico, pues no es un tirano sicópata como Herodes el asesino, sino que el criminal es la propia madre y los sistemas de salud puestos a su servicio, es un crimen aún más diabólico porque se le considera un derecho y se invita a ejercerlo, a promoverlo y a enorgullecerse de ello, se enorgullecen, como dice San Pablo, de lo que deberían avergonzarse. Es un crimen aún más nefasto porque se usa un lenguaje tramposo no llamando al aborto por su nombre sino “interrupción del embarazo”, como si esa vida cruelmente interrumpida pudiera volver a reanudarse. Es un crimen perverso porque al bebé indefenso se le ve como un mal terrible, como un enemigo del cuerpo y la libertad de su madre, como un intruso odiado que viene a destruir los planes egoístas de la mujer que tendrá que hacer sacrificios por la creatura y privarse de una vida de satisfacciones y placeres.
Hace unos días el rector de una universidad jesuita argumentaba que aprobar el aborto era necesario para no criminalizar a la mujer. Vaya lógica deslumbrante del rector, si alguien mata con toda intención, alevosía y ventaja es un criminal, y no podemos argumentar que no debemos criminalizar al que de suyo es un asesino. Si una mujer pelea por el derecho a decidir sobre su cuerpo entonces sería mejor que se esterilizara, para seguir gozando de su libertad sexual, pero no asesinara a su propio hijo, lo cual es un crimen abominable, aunque la mutilación, tampoco es moralmente aceptable para una mujer que se diga cristiana, porque su cuerpo no le pertenece a ella sino a Dios.
Con información de Contra Replica
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