En una sociedad que evoluciona tan rápidamente, los patrones clásicos de comportamiento se difuminan y desaparecen, mientras que los nuevos modelos empiezan a establecer estrategias de educación y de crianza.
De acuerdo con la presencia e intensidad, sentido de responsabilidad de apoyo o afecto, control, valores y creencias de los padres, se va a desarrollar en cada familia, en cada padre/madre, un “Modelo de Estilo Educativo Único” (MEEU), entendido este como el conjunto de ideas, creencias, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen respecto a la educación, crianza de sus hijos y que guía y orientará su relación con ellos. Es evidente que educar hoy en la familia es un asunto complejo, pero urgente y necesario, y lo es porque la realidad social va cambiando drásticamente.
Existe una corriente ideológica que piensa que el sexo es un asunto de elección personal o sea que cada persona debe poder decidir si quiere ser hombre o mujer. Esto se impulsa desde los congresos como un nuevo derecho humano al que bautizaron “Libre desarrollo de la personalidad” y que ahora va contra los niños. Pensemos por un momento solo en la complejidad de nuestro tiempo que se está viviendo: grandes empresas, poder adquisitivo que por cierto va a la baja, medios de comunicación, nuevas tecnologías, competencia profesional, competitividad, masificación de comunidades digitales, reclamos placenteros o de ocio entre otros más.
Con estas descripciones, ya nadie duda de lo complejo que es criar y educar a nuestros hijos, si además se habla de un escenario generalmente democrático con tinte comunista donde no vale ya la opinión de los padres sino la imposición del gobierno, por medio de toda la maquinaria legal que se ha implementado ¡tú no podrás oponerte!, pues está diseñada para arrebatarte la patria potestad de tus hijos.
Reflexiónenos, en cuanto al respeto y el sentido de libertad para educar y criar a nuestros hijos.
Ante esta realidad ¿cómo actuar y cómo educar a los hijos?, ¿qué es lo mejor para mi hijo?, ¿cómo tratarlos para que sean más responsables, autónomos, eficaces, pero sobre todo más felices? No queda otra salida que cerrar filas como familias tal como lo enfatizo en el inicio de este artículo. Implementar un “Modelo de Estilo Educativo Único” (MEEU) de reciente creación de un servidor en familia, esto implica tomar conciencia de la responsabilidad que como padres tenemos y que el gobierno nos quiere arrebatar.
Y precisamente en esta semana una joven familia formada por Laura y Francisco con sus tres hijos, María José, Anita y Samuel, me compartían un escrito que a la letra dice: “Al escuchar esta charla, muchas de las ideas y cuestionamientos que nos habíamos planteado en nuestra plática (con mi esposo) de horas previas empiezan a recibir respuesta, pero la clave recae en que los padres asumamos la responsabilidad que tenemos para con nuestros hijos en materia de educación. De modo magistral León XIII lo expresó así: «Los padres tienen el derecho natural de educar a sus hijos, pero con la obligación correlativa de que la educación y la enseñanza de la niñez se ajusten al fin para el cual Dios les ha dado los hijos. A los padres toca, por tanto, rechazar con toda energía cualquier atentado en esta materia, y conseguir a toda costa que quede en sus manos la educación cristiana de sus hijos, y apartarlos lo más lejos posible de las escuelas en que corren peligro de beber el veneno de la impiedad».
Esta forma de educar y criar a los hijos que vengo proponiendo es un Modelo porque sirve como pauta para ser imitada, reproducida o copiada por otras familias, además de que está lleno de muchas bondades, el estilo es el conjunto de rasgos peculiares que caracteriza a cada familia, a quien se le confiere el desarrollo de una personalidad familiar propia y reconocible. Para ello debe de seguir las estrategias y principios del modelo que al implementarse va desarrollando la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas, así como la parte espiritual, todo esto de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen y es único porque al implementarse en su esencia profesamos los mismos principios, pero no hay familia exactamente igual, sino más bien idénticas en su fe. ¡La fe en Jesucristo Resucitado!
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