Medio Oriente necesita la paz, la justicia y la fraternidad, comenta Francisco; insta a liberar a los rehenes de forme inmediata

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En los saludos a los fieles italianos durante la Audiencia General del miércoles 11 de octubre, el Papa exhortó nuevamente a detener los ataques y las armas en Tierra Santa, instó a liberar a los rehenes de forma inmediata y remarcó que el terrorismo y los extremismos no ayudan a encontrar una solución al conflicto.

El Papa Francisco sigue con aprensión y dolor la guerra en Tierra Santa. Ya lo manifestó el domingo 8 de octubre al final de la oración mariana del Ángelus y volvió a referirse, en la Audiencia General de este miércoles 11, a la escalada de violencia entre Israel y Palestina. 

El Papa: Que callen las armas, terrorismo y guerra no conducen a ninguna solución

En las palabras de Francisco después del Ángelus dominical, su dolor por lo que está sucediendo en Israel. Su oración es por las familias de las víctimas y por quienes están …

“Tantas personas asesinadas, tantas heridas…”, dijo. El Santo Padre reza por las familias que han visto cómo un día de fiesta se convertía en un día de luto y pide que los rehenes sean liberados inmediatamente. La mirada del Obispo de Roma se dirigía hacia el festival “Nova”, un concierto por la paz, un evento al que asistieron miles de espectadores y fue uno de los múltiples puntos atacados por militantes del grupo terrorista Hamás.

El Papa en la catequesis: El perdón es la caricia de Dios para todos nosotros

El perdón no quita nada, sino que añade dignidad a la persona. Ejemplo de ello es la santa a la que el Papa Francisco dedicó su catequesis sobre el celo apostólico: santa Josefina …

El Pontífice dejó claro que quienes son atacados tienen derecho a defenderse, pero reconoció que está “muy preocupado por el asedio total bajo el que viven los palestinos en Gaza, donde también ha habido muchas víctimas inocentes”.

Una vez más, insistió que “el terrorismo y los extremismos no ayudan a alcanzar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, sino que alimentan el odio, la violencia y la venganza y solo hacen sufrir a unos y otros”.

Por último, el Sucesor de Pedro afirmó que “Medio Oriente no necesita la guerra, sino la paz, una paz construida sobre la justicia, el diálogo y el valor de la fraternidad”. Luego, el Papa realizó un momento de silencio.

Y mientras el Papa recuerdó, en su catequesis en la Plaza de San Pedro, a los pueblos que viven en guerra -había mencionado la situación en Sudán en su referencia a la figura de Santa Josefina Bakhita, del mismo modo que no se había olvidado de la atormentada Ucrania-, las noticias de muerte y destrucción siguen llegando de Israel y Palestina. Israel afirma haber encontrado al menos 40 niños asesinados entre las aproximadamente 200 personas masacradas en el kibutz de Kfar Aza.

Abundantes llamamientos pidiendo la paz 

La voz del Santo Padre se suma a la del Patriarcado Latino de Jerusalén, que ha condenado la escalada de violencia, y a la de distintas instituciones eclesiásticas y de organizaciones internacionales que llaman al cese al fuego.

 El perdón es la caricia de Dios para todos nosotros

En el camino de catequesis sobre el celo apostólico, el Papa Francisco se inspiró este miércoles 11 de octubre en santa Josefina Bakhita, una santa sudanesa secuestrada de su familia a los siete años y esclavizada. Los sufrimientos físicos y morales de los que fue víctima de pequeña – hizo presente el Papa – la dejaron sin identidad. “Sufrió malicias y violencias: en el cuerpo llevaba más de cien cicatrices. Pero ella misma testimonió: ‘Como esclava no me desesperé nunca, porque sentía una fuerza misteriosa que me sostenía’”. 

La fuerza del amor de Dios que libera

A menudo una persona herida “a su vez hiere”, constató el Santo Padre, y el oprimido “se convierte fácilmente en opresor”. Sin embargo “la vocación de los oprimidos» como santa Bakhita, «es la de liberarse a sí mismo y de los opresores, convirtiéndose en restauradores de humanidad”. 

Sólo en la debilidad de los opresores se puede revelar la fuerza del amor de Dios que libera a ambos.

Fue a partir de que le fue regalado un crucifijo que Bakhita – que significa “afortunada” -, experimentó una liberación interior: sintiéndose comprendida y amada, fue capaz de comprender y amar a los demás: “el Señor me ha querido […], ¡es necesario compadecer!”, solía decir.

Restauradores de humanidad

Com-padecer – explicó el Papa – significa padecer con las víctimas de tanta inhumanidad presente en el mundo, y también compadecer a quien comete errores e injusticias, no justificando, sino “humanizando”:

Cuando entramos en la lógica de la lucha, de la división entre nosotros, de los sentimientos malos, uno contra el otro, perdemos humanidad. Y tantas veces pensamos que tenemos necesidad de humanidad, de ser más humanos. Más humanos. Y este es el trabajo que nos enseña Santa Bakhita: humanizar, humanizar a nosotros mismos y humanizar a los demás. 

El servicio como expresión del don libre de sí

Santa Bakhita, transformada por la palabra de Cristo que meditaba cotidianamente, decía: “Si Judas hubiera pedido perdón a Jesús también él habría encontrado misericordia”.  Por eso el Papa afirmó que se puede decir que la vida de Bakhita “se ha convertido en una parábola existencial del perdón”. Ella, que fue capaz de perdonar, enseña que el perdón hace libres: primero, aquel recibido a través del amor misericordioso de Dios, que es una “caricia de Dios para todos nosotros”, y luego, el perdón dado, que hace felices y capaces de amar. 

Bakhita pudo vivir el servicio no como una esclavitud, sino como expresión del don libre de sí. Y esto es muy importante: hecha sierva voluntariamente – fue vendida como esclava – después eligió libremente hacerse sierva, llevar las cargas de los demás sobre sus hombros. 

Recemos por la paz en Sudán

La Santa proveniente de Sudán, hoy “desgarrado por un terrible conflicto armado del que se habla poco”, y por el que el Papa pidió rezar, “indica el camino para ser finalmente libres de nuestras esclavitudes y miedos, a desenmascarar hipocresías y egoísmos, a superar resentimientos y conflictos». El perdón «es» el camino, que “nada quita”, sino que “añade dignidad”:

Hace apartar la mirada de uno mismo hacia los otros, para verlos igual de frágiles que nosotros, pero siempre hermanos y hermanas en el Señor. 

El perdón – concluyó Francisco – es fuente de un celo que se hace misericordia y llama a una santidad humilde y alegre, como la de santa Bakhita.

Sebastián Sansón Ferrari.

Ciudad del Vaticano.

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