* En Holanda, entre 2012 y 2021, 39 pacientes con discapacidad intelectual o autismo fueron asesinados. No se respetan los «límites» señalados por la ley, lo que confirma la deriva facilitada por las reglas pro-mortem.
Hay tres cosas en la vida que son ciertas: la muerte, los impuestos y el principio del plano inclinado. En Holanda, el primero y el último son los más populares. Y de hecho un estudio científico reveló que entre 2012 y 2021 varias personas con discapacidad mental fueron asesinadas con eutanasia.
Irene Tuffrey-Wijne , especialista en cuidados paliativos de la Universidad de Kingston en el Reino Unido, escribió un estudio científico titulado Eutanasia y suicidio asistido por médicos en personas con discapacidades intelectuales y/o trastornos del espectro autista: una encuesta de 39 informes de casos holandeses (2012- 2021) publicado en la revista BJPsych Open, estudio cuyos datos se extraen de algunos informes del gobierno holandés.
Holanda fue el primer país en legalizar la eutanasia en 2002 . Y los efectos se han visto a lo largo de los años. Entre 2012 y 2021, se estima que 60.000 personas murieron por eutanasia. Durante este tiempo, 39 pacientes con discapacidad intelectual o autismo fueron asesinados. El estudio nos informa que los motivos para solicitar la eutanasia «incluyeron aislamiento social y soledad (77%), falta de resiliencia o estrategias de afrontamiento [estrategias de afrontamiento mentales y conductuales] (56%), falta de flexibilidad (pensamiento rígido o dificultad para adaptarse al cambio) (44%) e hipersensibilidad a los estímulos (26%)».
Los casos incluyeron a cinco personas menores de 30 años que mencionaron el autismo como la única razón o un factor importante en su solicitud de eutanasia. Entre estos casos también se encontraba el de un joven de 20 años. En su expediente se podía leer que «el paciente se había sentido infeliz desde la infancia», que era acosado regularmente y que «quería contactos sociales pero no podía conectar con los demás«. Este paciente eligió la eutanasia porque sintió que «tener que vivir así durante años habría sido una abominación». Es fácil pensar que incluso aquellos que no son autistas podrían experimentar estas mismas penurias existenciales y por lo tanto pedir acabar con todo a manos del médico.
La legislación holandesa permite la eutanasia respetando ciertos límites que, evidentemente, no se respetan en la práctica.
La primera: la existencia de un sufrimiento insoportable que no tiene perspectivas de mejora. En este sentido, el estudio nos informa que “en un tercio de los casos, los médicos notaron que no había ‘perspectiva de mejora’ porque el TEA [autismo] y la discapacidad intelectual no son curables”.
Segundo requisito : capacidad de comprender y querer para expresar el consentimiento libre e informado. Es trivial recordar que la capacidad de comprender y querer se encuentra fuertemente comprometida en estas personas, de lo contrario no podríamos señalarlas como pacientes con discapacidad intelectual. Además, siempre de acuerdo con la ley holandesa, la eutanasia solo debe alcanzarse si, primero, se han buscado otras vías terapéuticas. En estos casos, sin embargo, parece que la eutanasia era la primera y única opción.
Por tanto, tres de los cuatro criterios que marca la ley para acceder a la eutanasia -la existencia de un sufrimiento insoportable y sin perspectivas de mejora, la voluntad libre, plena y consciente de acceder a la eutanasia y las alternativas terapéuticas a la eutanasia- no se respetan. . Cabe agregar que ciertamente hay muchos más casos de pacientes con discapacidades mentales que murieron por eutanasia, dado que la Prof. Tuffrey-Wijne solo pudo ver algunos de los informes publicados por los Comités de Revisión de Eutanasia.
Conclusión : La pendiente resbaladiza en Holanda termina en una fosa de cementerio.
Por TOMMASO SCANDROGLIO.
MIÉRCOLES 5 DE JULIO DE 2O23.
LANUOVABQ.
