Apenas una semana ha transcurrido desde que se dio a conocer los contagios por covid-19 del cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, el emérito de Ecatepec, Onésimo Cepeda y del obispo de Azcapotzalco, Miguel Castaño Fonseca, tres obispos reconocieron estar infectados con síntomas leves por el virus que nos acecha.
Se trata del obispo de Matamoros, Eugenio Lira Rugarcía; de la diócesis de Izcalli, Francisco González Ramos; de Querétaro, Fidencio López Plaza y Roberto Yenny García de la diócesis de Ciudad Valles.
En septiembre pasado, el obispo Lira animó a sus fieles a asistir a los centros de vacunación atendiendo también a las palabras del Papa Francisco: “Yo reiteraría el mensaje que el Papa ha dado diciendo, junto con varios cardenales, que vacunarse es un gesto de amor. Hay que amar la vida, hay que amar el don de la salud que el Señor nos ha dado…”
Francisco González Ramos, obispo de la diócesis de Izcalli y de Querétaro, López Plaza, han presentado síntomas leves. Por lo que hace al obispo de Ciudad Valles, él mismo dio cuenta de ser asintomático afirmando que “al estar vacunado la posibilidad de complicaciones es baja”; sin embargo, asumió el aislamiento voluntario atendiendo a las indicaciones médicas para regresar a sus actividades.
A estos obispos con mínimos síntomas de la enfermedad se suma otro en condiciones delicadas. En un comunicado del 13 de enero, Arnoldo Rascón Pérez, vicario general de la diócesis de Mexicali, informó del estado de salud del obispo José Isidro Guerrero Macías, hospitalizado por complicaciones del covid-19. En el documento, exhortó a los fieles a la oración por el paciente además de evitar “toda divulgación de información no oficial” para no promover noticias falsas.
Por Guillermo Gazanini Espinoza.