* Más de 26.000 personas, incluidos 1.600 médicos, científicos y académicos, han firmado el «Acuerdo de la Esperanza», advirtiendo que «la distribución generalizada de los nuevos productos de vacunas de ARNm contra la Covid-19 está contribuyendo a un aumento alarmante de la discapacidad y el exceso de muertes».
más de 1.600 médicos, científicos y académicos han firmado una declaración pidiendo la “suspensión inmediata” de las vacunas de ARNm contra la COVID-19.
La declaración , titulada “El acuerdo de la esperanza”, se firmó el 3 de julio. Sus firmantes más destacados fueron la patóloga de diagnóstico Dra. Clare Craig, el médico y YouTuber Dr. Suneel Dhand, y el biólogo evolutivo y podcaster Profesor Bret Weinstein. La declaración ha obtenido un total de 26.281 partidarios, incluidos 811 médicos, 2.102 profesionales de la salud y 867 científicos y académicos.
Un creciente conjunto de evidencias sugiere que la distribución generalizada de los nuevos productos de vacunas de ARNm contra la COVID-19 está contribuyendo a un aumento alarmante de la discapacidad y el exceso de muertes”, comienza la declaración.
La asociación observada entre la distribución de la vacuna y estas tendencias preocupantes ahora está respaldada por hallazgos adicionales significativos”.
Entre ellos se incluyen el descubrimiento de mecanismos biológicos plausibles de daño demostrados en estudios de laboratorio y autopsias, así como altas tasas de eventos adversos observados en ensayos clínicos aleatorios y programas de vigilancia nacionales”.
En conjunto, estas observaciones indican que existe una relación causal”, concluye el grupo de expertos.
Esta nueva tecnología recibió autorización de uso de emergencia para abordar una situación que ya no existe”, continúa el comunicado. “De ahora en adelante, la carga de la prueba recaerá sobre quienes aún defienden estos productos para demostrar de manera convincente que no están generando daños netos. Hasta que se presenten esas pruebas, los reguladores deberían suspender su uso como medida de precaución médica estándar”.
Los científicos lamentan que durante la crisis del COVID se hayan ignorado “principios fundamentales y apreciados de la ética médica” bajo el pretexto de una situación de emergencia.
Entre ellas se encontraban: ‘primero, no hacer daño’, el consentimiento informado, la autonomía corporal y la noción de que los adultos protegen a los niños, no al revés”.
También fue particularmente preocupante la erosión de la libertad de expresión, un principio democrático que sustentaba la capacidad de cuestionar intervenciones no probadas al tiempo que garantizaba el respeto de otros principios”.
La consecuencia fue exponer al público, especialmente a los jóvenes sanos, incluidos los niños, a riesgos inaceptables de daño”, afirmaron los expertos.
La profesión médica debe tomar la iniciativa admitiendo que hemos perdido el rumbo”, dijo el grupo de médicos y otros académicos. “Al llamar la atención sobre estas cuestiones médicas y éticas en torno a la respuesta al COVID-19, esperamos validar y amplificar el llamado a establecer los hechos relevantes y garantizar que se aprendan lecciones vitales”.
Es necesaria una investigación honesta y exhaustiva que aborde las causas profundas que nos han llevado a esta situación, incluido el pensamiento grupal institucional, los conflictos de intereses y la supresión del debate científico”.
“En última instancia, buscamos un compromiso renovado con los principios básicos de la medicina ética, volviendo a una era en la que luchamos por la transparencia, la rendición de cuentas y la toma de decisiones responsable en todas las esferas de la medicina y la salud pública”, concluyen los expertos.
Como señalaron los profesionales médicos en “The Hope Accord”, hay pruebas abrumadoras de que las inyecciones experimentales contra la COVID-19 han causado millones de muertes y lesiones graves, y el dramático pronunciamiento reciente de un ex ministro del gobierno japonés pidiendo disculpas por esas muertes lo atestigua.
Además de la evidencia de muertes y lesiones graves debido a las vacunas contra el COVID, se ha demostrado además que las inyecciones no previenen la transmisión del virus.
Por ANDREAS WAILZER.
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