Rosalind Moss nació como judía en Brooklyn, Nueva York, en la enorme comunidad religiosa que vive en la zona. En su hogar creció con esta fe y sus costumbres aunque cuando abandonó su hogar era agnóstica. Con los años empezó a conocer al Mesías que tanto esperaban y que los cristianos ya habían visto en Jesús. Y tras un paso por el cristianismo evangélico finalmente se hizo católica.
Aunque no se quedó ahí. Ahora es monja y se llama Madre Miriam del Cordero de Dios, pues además ha fundado una pequeña congregación de espiritualidad benedictina, las Hijas de María, Madre de la Esperanza de Israel, cuya comunidad ha sido recientemente acogido por el obispo de Salinas (Kansas), Gerald Vincke.
“Nuestro propósito es ayudar a restaurar el diseño de Dios para la familia. Queremos ayudar a las familias católicas a saber quiénes son, su identidad y vocación, y que están llamadas por Dios, por el Amor y por el amor. También trabajamos con familias no católicas. Nuestro apostolado es ser siervas de la familia. Si una familia tiene un miembro mayor que se está muriendo, estaremos allí para ayudarlo. Si una madre llega a casa con un sexto hijo y se siente abrumada, estaremos allí para ayudar. Nos encantaría ayudar a las familias a rezar juntas, preparar una mesa de oración y comenzar rezando incluso un Ave María al día. Puede cambiar la vida por completo”, contaba al Catholic World Report la Madre Miriam, sobre una pequeña orden que combina la vida contemplativa y la vida activa.
Sin embargo, hasta llegar a este punto ha recorrido un largo camino, tanto que pasó de la Rosalind judía y agnóstica a la Miriam católica actual que presume y defiende a ultranza el hábito religioso.
Esta mujer nació en un hogar judío conservador de Estados Unidos. Desde niña celebraba todas las fiestas judías y en su casa sus padres les transmitieron la fe de Abraham. Pero en la adolescencia tanto él como su hermano se fueron progresivamente alejando de las tradiciones de su familia hasta que al dejar su casa él era ateo y ella agnóstica.
“Había un agujero en mi corazón que se ensanchó a medida que crecía. Incluso entender que éramos el pueblo elegido de Dios no me ayudó a entender hacía dónde iba el hombre y por qué. ¿Cuál era el propósito del hombre en la tierra? ¿Cuál era mi propósito?”, cuenta sobre aquel momento la Madre Miriam, tal y como recoge el National Catholic Register.
Los judíos mesiánicos
Cuando tenía 32 años, el hermano de Rosalind, David, leyó un artículo sobre los judíos mesiánicos, judíos que creían que Jesucristo era el Mesías. Ni David ni Rosalind habían oído hablar de algo tan «absolutamente loco» en sus vidas.
Poco después ella se mudó a California. Su vida en apariencia era perfecta. Tenía un buen trabajo, bastante dinero y una vida social muy activa, pero ese agujero que tenía en el corazón seguía ahí. Y entonces de casualidad vio a «un hombre barbudo con aspecto de hippie» que llevaba una camiseta con el lema «Judíos para Jesús».
Al verlo, Rosalind pensó: “Aquí había un espécimen vivo de las personas del artículo”, pues ella realmente “no podía creer que estas personas realmente existieran y fui a hablar con ellos. El hombre me entregó un pequeño folleto que decía: ‘Si nacer no le ha dado mucha satisfacción, intente nacer de nuevo’. No quería admitirlo, pero esas palabras me golpearon el corazón».
Aunque estos judíos mesiánicos le parecían extravagantes decidió asistir a su estudio bíblico. La Madre Miriam afirma que en un principio fue “sobre todo para burlarme de ellos”. Pero hubo dos cosas que le dijeron que le tocaron ese corazón roto: “que Dios existía y que podemos saberlo, y que también podemos conocerlo”.
Finalmente su mente aunque agnóstica era de tradición judía y comprendió por primera vez que todo el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento apuntaba a Jesucristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Además, se percató de que Dios podía hacer lo que quisiera. Para ella no tenía sentido que un hombre pudiera ser Dios, pero no había nada de malo en que Dios decidiera convertirse en hombre. Esto la liberó y así pudo dar su corazón para conocer, amar y servir a Dios a través de su Hijo, Jesucristo.
Su etapa evangélica y su lucha contra la Iglesia
Más tarde, durante 14 años Rosalind fue cristiana evangélica. Estudió en un seminario teológico en el sur de California y llegó a ser capellán de una cárcel de mujeres cercana. En 1990, Rosalind aceptó un puesto en una iglesia protestante como directora de ministerios de mujeres.
Mientras que su hermano ya era católico desde hacía años, Rosalind creía que era bueno tratar de sacar católicos de la Iglesia, pues la percibía como un sistema religioso falso que llevaba por mal camino a cientos de millones de personas. Y pensaba realmente que hacía algo bueno.
Pero entonces su hermano la confrontó a que leyera una revista de apologética católica, donde se anunciaba una serie de cuatro cintas de Scott Hahn, un converso al catolicismo y actualmente uno de los grandes apologetas católicos.
“Escuché a Scott Hahn resumir 2000 años de historia de la Iglesia y luego dijo que ‘alguien que investigue las afirmaciones de la Iglesia Católica vendrá con una santa conmoción y un glorioso asombro al descubrir que aquello con lo que él había estado luchando y tratando de salvar a la gente era la verdadera Iglesia fundada por Cristo’.
Estas palabras traspasaron a Rosalind. ¿Y si había algo de verdad en el catolicismo? Y de manera silenciosa y discreta empezó a buscar más respuestas. “Como dijo Fulton, no hay 100 personas en Estados Unidos que odien a la Iglesia Católica, pero hay millones que odian lo que creen erróneamente que la Iglesia Católica enseña”, explica la Madre Miriam.
“Primero conseguí todos los libros anticatólicos que pude encontrar porque quería que me salvaran de ser engañada y de convertirme en católico. Al mismo tiempo, estaba aprendiendo lo que la Iglesia enseñaba a partir de las enseñanzas oficiales de la Iglesia y los escritos de los Padres de la Iglesia. Fue tal como dijo Fulton Sheen”, añade esta mujer. Rosalind se sintió decepcionada al saber que la retórica anticatólica no abordaba lo que la Iglesia realmente enseñaba.
Su llegada al catolicismo
Finalmente, en la Vigilia Pascual de 1995 Rosalind Moss empezó a formar parte de la Iglesia y recibió al Mesías en la Sagrada Comunión. “Dios ha hecho una obra transformadora en mí. En todos los sentidos he entrado en una forma completamente nueva de ver la vida”, confesaba-
Rosalind trabajó durante nueve años en Catholic Answers, una web que da respuestas católicas a personas en búsqueda como había sido ella, antes de partir para fundar su congregación religiosa, Hijas de María, Madre de la Esperanza de Israel en 2008, y tomar el nombre religioso de Madre Miriam.
Ahora viviendo bajo la regla de San Benito, la Madre Miriam y el pequeño grupo de hermanas que siguen este nuevo carisma trabajan para llevar a Jesucristo a los hogares y familias mediante la oración, la evangelización y el servicio. Y también mediante la radio, donde esta monja tiene miles de seguidores.
Javier Lozano / ReL.