Madre de monja liberada en África murió esperando su regreso: 48 meses de angustia y plegarias.

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Fueron cuatro años y ocho meses de angustias y plegarias. Desde que secuestraron a la misionera colombiana Gloria Cecilia Narváez el 7 de febrero de 2017, en Mali (país de África occidental), su familia no ha parado de orar ni de llorar. Fueron muchas noches en vela, rezando y pidiéndole a Dios que esos señores del grupo terrorista Al Qaeda no le hicieran nada malo, como a tantos de sus secuestrados.

“Es una alegría muy grande. No sabe uno con qué palabras expresar este milagro de Dios. Lloramos mucho al no saber de ella durante tanto tiempo, esperándola, pero nunca perdimos la fe. Y ahora no hemos parado de llorar, pero de alegría”, cuenta su hermano Édgar Narváez —de 50 años, casado y padre de dos hijos— profesor en la institución educativa Santa María, a una hora de Pasto, ciudad donde nacieron él y sus tres hermanos: Carlos, Carmen y Gloria Cecilia.

Pero la alegría no ha podido ser plena. Hace poco más de un año, el 21 de septiembre, su madre Rosita falleció a los 87 años. “No aguantó más la ausencia de Gloria Cecilia. Se murió esperándola”, lamenta Édgar al recordar que su madre, como presintiendo su final, se despidió de sus tres hijos y sus nietos y pidió que le pusieran la misa en el televisor. Murió en su casa, como ella quería, rodeada de sus seres queridos, pero extrañando a su hija Gloria Cecilia: misionera de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada desde el año 2002.

La hermana Gloria Cecilia había estado de misión en México y en Ecuador, ayudando a comunidades vulnerables, y en Pasto fue rectora de un colegio. Pero, según cuenta su hermano, ella quería llegar mucho más lejos, para darle la mano a más gente. Fue cuando le pidió a su superiora que la enviara lo más lejos posible. Y así arribó al país africano de Benín, donde estuvo ocho años. Luego regresó a Colombia y estuvo tres meses con su familia, hasta que les dijo: “me devuelvo para África”.

La monja Gloria Cecilia Narváez (d)

La monja Gloria Cecilia Narváez (izq.) en libertad.

Foto: 

Twitter: @PresidenceMali

“Con mi mamá intentamos persuadirla. Le insistimos en que aquí, en Colombia, hay territorios muy pobres donde agradecerían su ayuda. Pero ella ya estaba decidida”, cuenta Édgar. Y así, en el 2012, llegó a Mali, a la parroquia de Karangasso. Allá les dedicaba sus días a apoyar a madres cabeza de hogar, en proyectos productivos, y a los niños de un albergue donde les daban alimentación, educación y techo.

La buena nueva de la libertad de Gloria Cecilia llegó este sábado 10 de octubre. En un comunicado, la Presidencia de Malí exaltó «el coraje y la valentía de la hermana», precisando que esa liberación es «la coronación de 4 años y 8 meses de esfuerzos conjugados de varios servicios de inteligencia». No se conocieron más detalles, aunque se supo que la religiosa confirmó que nunca sufrió maltratos y que durante su cautiverio conoció el Corán: el libro sagrado del Islam.

Lloramos mucho al no saber de ella durante tanto tiempo, esperándola, pero nunca perdimos la fe. Y ahora no hemos parado de llorar, pero de alegría

«Agradezco a las autoridades malienses, al Presidente, a todas las autoridades de Malí, el esfuerzo que hacen para que seamos liberados, que Dios los bendiga, que Dios bendiga a Malí«, dijo la religiosa en en el canal estatal del país africano y al lado del presidente interino de Malí, el coronel Assimi Goita, y el arzobispo de Bamako, Jean Zerbo.

«Estoy muy feliz de haberme mantenido con buena salud durante cinco años, gracias a Dios«, añadió la monja, de 59 años.

“Damos gracias al Señor por la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez, franciscana de María Inmaculada”, celebró en su cuenta de Twitter monseñor Luis Manuel Alì, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia.

Ya se saludó con el Papa

Édgar y su hermana Gloria Cecilia hablaron durante la noche del sábado, aunque a esa hora ya era de madrugada en Roma, donde ella aguardaba. “Estaba en el Vaticano, le prestaron un celular y me llamó. Hace muchos años no escuchaba su voz. Y la sentí con su alegría y su forma de ser de siempre. Me dijo que estaba muy bien de salud”, celebra Édgar.

Y también reconoce la labor del Gaula, que días después del secuestro envió a uno de sus hombres a Mali para que iniciaran labores de investigación. A la Iglesia Católica, dice, le agradece el apoyo espiritual. “La Iglesia hizo muy poco; claro, ayudó con su oración pero no nos colaboró en nada más”.

El saludo del papa Francisco a Gloria Cecilia Narváez

El papa Francisco junto a Gloria Cecilia Narváez el domingo 10 de octubre de 2021.

Foto: 

AFP / Vatican media

El 29 de enero de 2018, el Frente Al Nusra para el Islam y los Musulmanes, vinculado a Al Qaeda, hizo circular un video en el que la hermana Gloria Cecilia les pide al papa Francisco, a su familia y a Suramérica que intervengan por su liberación. “Cuando esto salga llevaré un año (de estar secuestrada)”, dijo en francés. Más adelante, el mismo grupo terrorista criticó al Vaticano por no iniciar las negociaciones de la liberación. En el 2017, cuando el papa Francisco vino a Colombia, Édgar intentó tener algún encuentro con él. Pero fue imposible.

El pasado 20 de mayo circuló un nuevo video con la quinta prueba de supervivencia que recibieron en más de cuatro años de miedo y oraciones, que siempre fueron un consuelo para seguir esperando el milagro de su libertad. “Se veía agotada, quemada por el sol, pero dijo que estaba muy bien”. Y en febrero pasado les hicieron llegar una carta, escrita con su firma y letra:

Febrero 3 – 2021. Reciban un fraternal saludo. Que el buen Dios los bendiga y les dé salud. Yo estoy secuestrada hace 4 años y ahora estoy en un nuevo grupo: Gsim of Islam. Oren mucho por mí. Que Dios los bendiga. Yo espero que Dios me ayude a conseguir la libertad”.

Este domingo 10 de octubre, la hermana Gloria Cecilia visitó la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, y se reunió brevemente con el papa Francisco. Y allá, en Roma, estará unos semanas en exámenes médicos y descansando en la casa de su comunidad. Édgar espera que regrese a Colombia cuanto antes. Y aunque no se conoce la fecha de su regreso, él sigue aguardando con paciencia para volver a abrazarla y celebrar su libertad.

 

Por JOSÉ ALBERTO MOJICA PATIÑO.

11 de octubre 2021, 12:00 A. M.

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