Los ‘quadrobers’, un ataque a la identidad, a la auto identificación: ¿quién soy? ¿que soy?

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Los quadrobers se hacen pasar por animales, imitan los movimientos de perros, gatos, zorros y usan máscaras y trajes de piel.

Recientemente, la participación de los niños en esta actividad ha llamado la atención del público, hasta el punto de propuestas para prohibir este movimiento.

Los antecedentes de este movimiento son discutidos por la Doctora en Psicología, Profesora, Directora del Instituto de Psicología Clínica y Trabajo Social de la Universidad Médica Nacional de Investigación N.I. Pirogova, Vera Nikishina .

Yulia Tutina, aif: ¿qué fenómenos psicológicos se esconden detrás del quadrobing?

Vera Nikishina: 

Veo en esta actividad un alejamiento de la realidad o el deseo de los padres de alejar a sus hijos de la realidad. De acuerdo: entrenar es mucho más difícil que caminar con correa. Además, no se puede generar publicidad a partir de esfuerzos banales por educar.

— Entonces, ¿vale la pena prohibir el quadrobing?

— La prohibición es interesante. Cuanto mayor sea la prohibición, especialmente en un espacio no regulado, mayor será el interés.

Estoy absolutamente seguro de que el control es necesario. Pero tengo una predicción: hoy lo llamaremos quadrobing y lo prohibiremos, y mañana este movimiento pasará a llamarse, digamos, juego de gatitos (juegos de gatitos, nota del editor). Entonces buscaremos constantemente movimientos que deban prohibirse. En mi opinión, la atención debería centrarse en los motivos del interés por este tema. Como psicólogo clínico, puedo hablar de riesgos.

— ¿Es posible convertir el quadrobing en un deporte?

La humanidad merece caminar erguida. Hemos evolucionado en esta dirección. La posición sobre cuatro extremidades va en contra de la identidad del niño. No estoy preparado para aceptar esto como un deporte. No se trata de las extremidades, se trata del cerebro.

— ¿Qué peligro supone el quadrobing?

Veo peligro en el ámbito de la autoidentificación.

La cuestión de la autoidentificación tiene una cierta trayectoria ontogenética, pero el niño toma decisiones básicas ya entre los 2 y 4 años. Entonces aparecen estas preguntas, pero no debemos demorar las respuestas, de lo contrario estará ocupado el resto de su vida tratando de resolver la pregunta: ¿quién soy yo? No tendrá tiempo para realizar otras actividades sociales.

Por YULIA TUTINA.

SÁBADO 12 DE OCTUBRE DE 2024.

AIF.

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