Los peores disturbios en la historia de Suazilandia: ¿habías oìdo hablar de él? Su único obispo es argentino

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La pequeña nación africana de Eswatini, la antigua Swazilandia, rodeada por sus vecinos Sudáfrica y Mozambique, se encuentra sumida en una ola de disturbios y violencia callejera que dura ya semanas y no se había visto antes en el país. Se habla de al menos 25 muertos y muchos detenidos. El rey Maswati III ha nombrado un nuevo primer ministro para intentar atajar las protestas.

El país es pequeño en tamaño, pero tiene algo más de 1 millón de habitantes, de los que apenas 56.000 son católicos. Su obispo es un argentino de Buenos Aires, el misionero de la Consolata José Luis Gerardo Ponce de León, que lleva 7 años como prelado del país. Ha explicado algunas claves en Agencia Fides.

Causas complejas sin solución rápida

«Algunos pueden optar por culpar a un pequeño grupo de personas (locales o extranjeras) de generar esta violencia, otros a la crisis social provocada por Covid-19, otros al contraste entre el estilo de vida de la familia real y el del resto de la población, otros a la violencia policial o a la falta de libertad para expresar las opiniones…», enumera el obispo argentino. «Entiendo que ésta es la crisis más grave que se recuerda y nadie debe esperar respuestas rápidas».

El obispo señala que «los primeros cuatro misioneros católicos llegaron a lo que entonces era Suazilandia en 1914. Somos una pequeña presencia de alrededor del 5% de la población con 17 parroquias y más de 100 capillas. Somos conocidos por nuestro servicio social a esta nación – con 60 escuelas, un hospital, un hospicio, 7 clínicas -, por nuestro compromiso contra la trata de personas y por ser un espacio seguro para el diálogo, entre otras iniciativas».

El obispo, en 2017, explicaba su misión y la cultura en la que sirve en un programa del Ministerio de Exteriores argentino

En Eswatini hay 3 organismos cristianos que coordinan a las Iglesias cristianas: la Liga, la Conferencia y el Consejo de Iglesias. «Incluso antes de que comenzara esta crisis, el Consejo de Iglesias de Suazilandia pidió una cita con el primer ministro para presentarle nuestras preocupaciones. Temíamos que pronto se produjera la violencia. De hecho, nos reunimos con él el mismo día en que se produjeron los disturbios y nos ofrecimos a ponernos en contacto con todas las partes interesadas posibles y a ayudar al gobierno a entender lo que se necesita en estos momentos», explica el obispo.

Los manifestantes que interceptaron al obispo

En la agencia argentina AICA, monseñor Gerardo Ponce de León da más datos sobre el origen del conflicto.

«Las primeras tensiones comenzaron a vivirse en el mes de mayo cuando un estudiante universitario apareció muerto y se sospechó que la policía estuviera implicada. El día anterior a su entierro (aquí los entierros no se hacen enseguida como en la Argentina) hubo una manifestación en la ciudad de Manzini. La ciudad estuvo repleta de policías como nunca antes y el día terminó con hechos de violencia. El gobierno aceptó investigar la muerte del joven. La diócesis tiene un sacerdote como observador de este proceso a pedido de la familia», explica el obispo.

«Los jóvenes comenzaron a presentar documentos a sus legisladores locales. El gobierno frenó esto a causa de que en algunos casos hubo violencia contra los legisladores y por la tercera ola del Covid que inicia en este país. Esto no fue recibido con agrado. El Consejo de las Iglesias Cristianas (del cual somos fundadores junto a la Iglesia Anglicana y la Iglesia Luterana) pidió encontrarse con el primer ministro temiendo que la violencia se generalizara». El ministro les recibió el 29 de junio, pero ya ese día empezaron las manifestaciones y el gas lacrimógeno.

Reportaje en inglés de la BBC sobre los disturbios en Eswatini

Rutas bloqueadas y vehículos incendiados

«La violencia se generalizó en muchas partes del país. Los jóvenes bloquearon las rutas e incendiaron negocios y autos. Cuando regresaba a Manzini pude pagar al primer grupo de jóvenes para que me dejaran pasar (tenían un peaje “fijo” para todos) pero los dos siguientes que encontré no aceptaban dinero sino que había que volver atrás. Afortunadamente pude encontrar refugio en una de nuestras parroquias junto a una religiosa y un sacerdote salesiano. Los tres sin poder volver a nuestras comunidades. Solo muy temprano la mañana siguiente pudimos hacerlo en medio de piedras, autos incendiados, gomas de auto quemadas durante la noche…», detalla el obispo.

Se pide diálogo pero, ¿de quién con quién? «Los partidos políticos fueron prohibidos en 1973 y a menos que se levante la prohibición no podrían participar de este diálogo como tales. Tres miembros del Congreso son acusados de haber instigado la violencia vivida a fin de junio. Si fueran detenidos, no podrían participar de este diálogo».

El coronavirus lo empeora

El coronavirus lo complica todo aún más. «En este momento estamos al inicio de la tercera ola. La segunda ola a comienzos de este año fue – quizás – la peor en el número de muertos y enfermos. Eswatini fue afectado por el Sida y tiene el porcentaje de enfermos más alto del mundo. Si bien en este momento el sistema de salud provee a casi todos (los detectados) la medicina antirretroviral, hay un número muy alto de huérfanos de uno o ambos padres. La media de vida había bajado a 39 años. Hoy probablemente llega a los 50 años».

Hay mucho enfado entre los jóvenes, por el gran desempleo, incluso entre los que tienen estudios universitarios. «Mientras que la escuela primaria es gratuita, la escuela secundaria se paga y muchos no tienen con qué. Todos los años, en el mes de enero, cientos y cientos de personas se acercan a la oficina de la diócesis pidiendo al menos una pequeña ayuda para pagar el inicio del año. La pandemia hizo esto todavía más difícil. Además, Eswatini tiene un nivel muy alto de violencia de género y familiar que también aumentó mucho durante los tiempos de aislamiento».

El descontento, añade el obispo, «es fruto de muchos elementos: falta de servicios básicos (mientras que grandes proyectos estructurales se llevan a cabo), desempleo, violencia policial… sentir que quien está en el gobierno se beneficia pero el resto de la población no. Hay que tener presente que es un país mayoritariamente joven que no fue parte del cambio de sistema político casi 50 años atrás».

Un vídeo de diciembre de 2020 del obispo José Luis, en español, antes de los disturbios

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