Según afirman en el comunicado enviado a la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el acuerdo fue impuesto a los pueblos de Bosnia y Herzegovina «por la comunidad internacional encabezada por Estados Unidos».
Si bien «puso fin a la guerra que había durado varios años, no condujo a una paz duradera»; así se expresaron los obispos el pasado 19 de noviembre en su declaración conjunta. Los prelados se lamentan de que no se haya logrado ni la igualdad de los diferentes pueblos y minorías, ni el regreso de los desplazados y refugiados, ni la compensación por las propiedades destruidas y saqueadas. En cambio, el conflicto sigue latente.
La situación de los católicos en el país también es dramática: «Casi toda la población católica […] en la entidad República Srpska ha sido exterminada y en la entidad Federación de Bosnia y Herzegovina está en continuo declive». Los obispos están preocupados, sobre todo por la emigración de jóvenes y familias enteras. De ello son responsables la criminalidad, la corrupción, la falta de oportunidades de trabajo y el pobre liderazgo político del país.
La mayoría de los católicos de Bosnia y Herzegovina pertenecen al grupo étnico croata. Era el deber de los «funcionarios locales y extranjeros» crear las condiciones «políticas, legales y materiales» para mantener a la minoría católica en el país. Sin embargo, los obispos se quejan de que esto no se ha cumplido.
Aún lejos de la integración europea
Según afirman, Bosnia y Herzegovina ha avanzado muy poco en su camino hacia una paz estable y «la deseada integración europea» en los últimos 25 años. Por este motivo, hacen un llamamiento a los políticos nacionales e internacionales para que «hagan esfuerzos, más decididos que hasta ahora, para lograr una constitución justa […] para el país».
Bosnia y Herzegovina no tiene todavía una constitución legalmente independiente, tal y como se estableció en el anexo al Acuerdo de Paz de Dayton. La nueva constitución debería equiparar los tres pueblos del estado: bosniocroatas, serbobosnios y bosníacos, así como considerar por igual los derechos de las minorías étnicas y los derechos civiles, según se dice en la declaración. «La constitución debe ir acompañada de leyes justas que garanticen el respeto de todos los derechos individuales y colectivos, sin posibilidad de que puedan dominar los más fuertes o más numerosos».
Una guerra que se cobró 100.000 vidas
El Acuerdo de Paz de Dayton fue aceptado por las partes el 21 de noviembre de 1995 y se firmó el 14 de diciembre en París. En aquel entonces, se consideró un importante avance político para poner fin a la guerra de Bosnia, que se había cobrado más de 100.000 vidas. Estados Unidos desempeñó un papel decisivo como mediador, la Unión Europea también participó en el acuerdo. El acuerdo de paz dividió el territorio en dos entidades: la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska. Además, estableció una división paritaria de poder entre croatas, serbios y bosníacos. Para asegurar la aplicación del acuerdo fue nombrado un alto representante de las Naciones Unidas para Bosnia y Herzegovina.
10.000 católicos emigran cada año
Alrededor de la mitad de los habitantes de Bosnia y Herzegovina son cristianos y musulmanes. Entre el 12 y el 14 por ciento se declara católico pero esta cifra disminuye continuamente. Según la Iglesia local, unos 10.000 católicos emigran cada año. Muchos representantes de la Iglesia también se quejan de la discriminación contra los croatas, predominantemente católicos.
Con información de InfpoCatólica