La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) envió un mensaje de Navidad a los fieles con el fin de renovar la esperanza tras un año difícil, y para criticar la “obsesión” de los políticos por legalizar el aborto durante el tiempo en que se celebra el nacimiento de Jesús.
“En estas últimas semanas el panorama se ha ennegrecido: la opción política pasó a ser una incomprensible urgencia, una febril obsesión por instaurar el aborto en Argentina, como si tuviera algo que ver con los padecimientos, los temores y las preocupaciones de la mayor parte de los argentinos. Otra cosa sería defender los derechos humanos de los débiles de tal manera que no se los neguemos aunque no hayan nacido”, señalaron los obispos en un comunicado publicado el 21 de diciembre.
El pasado 11 de diciembre el proyecto de legalización de aborto recibió media sanción en la Cámara de Diputados, y el lunes 14 pasó a ser discutido en las comisiones de Banca de la Mujer, de Justicia y Asuntos Penales y de Salud del Senado.
El proyecto para legalizar el aborto es una promesa electoral de ahora presidente Alberto Fernández. Sectores provida han criticado el tratamiento exprés que se le está dando a esta iniciativa, pues desde la discusión en comisiones de diputados hasta su aprobación en el pleno solo pasaron diez días.
Ahora el proceso en el Senado el proyecto será votado el próximo 29 de diciembre, un día después que la Iglesia recuerda a los santos inocentes, los niños menores de dos años asesinados por orden de Herodes en su afán de acabar con el Niño Jesús. El debate en la Cámara Alta podría extenderse hasta el miércoles 30.
La ley de aborto permite esta práctica hasta las 14 semanas de gestación sin necesidad de invocar ninguna causal. A partir de ese plazo es posible solicitarlo por violación. Con esta causal, para acceder el aborto basta con hacer el pedido y que las mujeres mayores de 16 años firmen una declaración jurada.
Después de las 14 semanas de gestación también se puede realizar un aborto bajo la causal de “peligro para la vida o la salud integral” de la madre.
En su mensaje de Navidad, los obispos señalaron que “para quienes esperan empezar un año mejor, esta agenda legislativa no les trae esperanzas”.
“Hay miles de cuestiones sanitarias y sociales a resolver, que requieren toda nuestra atención: desde los problemas de la vacunación hasta la cantidad de personas muy enfermas que este año no han recibido adecuada atención médica, pasando por las mujeres que sufren violencia o no tienen un trabajo digno. Pero lo que se les ofrece en este momento duro e incierto es el aborto, y eso es un golpe a la esperanza”, denunciaron.
Los obispos indicaron que esta Navidad 2020 “nos encuentra en un momento histórico donde necesitamos una ardua reconstrucción: de las fuentes de trabajo, de la educación, de las instituciones, de los lazos fraternos”.
“Muchas cosas se han roto y necesitan ser sanadas. Es momento de agradecer al pueblo argentino su paciencia, su cooperación, su resistencia”, añadieron.
En su mensaje, los prelados reafirmaron su deseo de “ayudar a fortalecer la esperanza”, teniendo la certeza de que “Dios ilumina el corazón humano con una luz siempre nueva que ayuda a encontrar el sentido de la vida”.
“Del pesebre de Belén emerge con fuerza la imagen de una familia que acoge el don de Dios y lo entrega al mundo con generosidad”, resaltó la CEA.
Asimismo, recordaron que “en la pequeñez de ese Jesús del pesebre descubrimos el gran amor de nuestro Padre del cielo que nunca nos suelta de la mano, y en su humilde pobreza encontramos un mensaje de solidaridad, esperanza y fraternidad”. “La Navidad nos coloca frente a un Dios que ama al ser humano, más allá de todo, un Dios que elige la cercanía, la unión, el encuentro con cada uno”.
Es por ello, que para los obispos esta fiesta también le “hace pensar en la dignidad de cada vida” y “cuánto vale un ser humano”.
“El Papa Francisco quiso insistirnos en este punto en su última encíclica, de modo que la pandemia no nos deje iguales sino que nos vuelva más apasionados para defender toda vida: la vida de un anciano, de un discapacitado, de un enfermo, de un niño por nacer”, recordaron.
“Así, este tiempo –continuaron– se convierte en un fuerte llamado a la solidaridad, al cuidado mutuo, a ser capaces de ponernos al hombro las penas de los demás (…) Que la pandemia no nos impida imaginar y soñar un país más humano y fraterno”.
Los obispos argentinos mostraron confianza “en el bien que habita en el pueblo, en esa tierra fértil que son los corazones de los argentinos, capaces de elegir la vida y la fraternidad más allá de todo”.
“Y los creyentes confiamos en Dios, fuente infinita de esperanza, porque él nos dice: ‘Me invocará, y yo le responderé. Con él estaré en la angustia y lo libraré’ (Sal 91:15). Confiando en ese amor seguimos caminando, porque, como nos dice Francisco, ‘la esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza’”, añadieron.
Finalmente, encomendaron al país: “Abrazamos con todo cariño a cada argentina y a cada argentino. Pedimos que Jesús, María y José se hagan presentes en los hogares, para que podamos empezar un año mejor”.
Con información de InfoVaticana