Los líderes de la Iglesia sinodal española

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La comunidad de Lanceros de España, cuyos ancestros contribuyeron a la Toma de Granada, final de la Reconquista, hace 530 años, se ha reunido en Cónclave menor para decidir quiénes han sido los líderes de la sinodalidad en la Iglesia española durante el pasado año.

He aquí la lista final, después de un reñido y debatido conciliábulo.

1.- Ocupa el primer puesto con mención especial. Era un joven obispo, el más joven decían, una promesa, pero envejeció muy pronto. Se marchitó. Doctrinalmente de lo poco que se salvaba en su tierra, había sido un fiel servidor de quien le promocionó, con una brillante carrera romana a la sombra de un importante jesuita, que los jesuitas siempre son o importantes o muy importantes. Pero un día comenzó a sacar la patita. Se nos había convertido al independentismo y practicaba rituales democráticos en lugares sagrados para la corrupción política. Que cómo terminó la historia. Dicen que se ha casado por lo civil, pero vaya usted a saber lo que la verdad esconde. Un obispo, Dios mío, y de la Iglesia Católica… Se hizo tan sinodal, se puso tan en camino, de la manita, con una autora de novelas conocidas en su editorial que… Sí, premio doble, Xavier Novell.

2.- Es la monja de la moda prêt à porter. Para más colmo de los colmos, monja de clausura, o eso dice. Perejil de todas las salsas. Lideresa del feminismo guay, que no gay, bronco, con acento catalán, independentista y con un discurso del pobrerismo que espanta hasta los más necesitados. De la misma tierra del Papa Francisco, da la impresión de que ahora ha descubierto lo que es el papa en la Iglesia. Mientras le siga la corriente, claro. Le encantan las televisiones, las entrevistas, los aplausos. Ha conseguido, dice que con la bendición del papa, independizarse de la federación de las dominicas para convertir su clausura en un  servicio a los más pobres. Viven juntitos, compartiendo vaya usted a saber qué, la vida, se entiende, hombres y mujeres, y perros, gatos, ratoncitos y demás familia. Fruto de la nueva sinodalidad, lo llaman. Su nombres es… sor Lucía Caram!!

3.- Llegó como un obispo sencillo, todo corazón. Su mentor, el emperador del paralelo, cardenal Omella, le encomendó la siempre delicada misión de sacar del armario los muertos del obispo que era su obispo y que dejó de ser obispo. Los que trabajan con él alaban su temple, su paciencia, la tranquilidad con la que suma y resta los dineros de la caja diocesana. Para esta sagrada misión, que no le deja dormir, que le ocupa el día y la noche, se ha rodeado de lo mejorcito del palacio. Pero se olvida de aquello que decía el clásico… Roma traditoribus non praemiat. Está claro, el obispo con cara también de pepino, que se caracteriza por su sinodalidad, que rima con solidaridad, un tal Gómez Cantero.

4.- Dicen que es la teóloga de cabecera del ínclito Omella. Así nos va. Se conocieron en Zaragoza, aunque la teóloga de cabecera estudió teología en algo así como una facultad protestante de Madrid, SEUT, que vaya usted a saber qué chiringuito es ése, como si en Madrid no hubiera facultades de teología católicas. Fue invitada en un importante acto, de un importante encuentro, de un más importante evento que presidía el papa para inaugurar el camino sinodal ése. Confiesa que no quiere ser sacerdote porque quizá lo que quiera es ser cardenala, que le va mucho con los modelitos que gasta y con lo que se gasta en peluquería. Su teología es feminista y algo más. Si alguien, por aquí o por Roma, descubre en qué cosiste ese algo más, por favor, que lo cuente. Se llama, por si ustedes no la conocen, María Cristina Inogés Sanz.

5.- No podía faltar en nuestra lista. Durante no poco tiempo se dijo que era el “hombre del Papa en España”. Llegó a la principal diócesis de nuestra bendita patria con ínfulas en los balcones y con una sola idea, original dónde las haya: acabar con todo lo que había hecho su predecesor. Primera definición de sinodalidad, arrasa con el pasado. Y poco a poco, contrato a contrato, fichaje a fichaje, se rodeó de un grupo de pretorianos que, al final, se han convertido en su peor pesadilla. Segunda definición de sinodalidad, tú, con los tuyos. A los demás, que les den. Para los fieles de su diócesis es difícil saber qué piensa, si es que piensa algo. Si hay que atenerse a lo que dice o a lo que hace, que no suele ser lo que dice ni hace. Tercera definición de sinodalidad, yo ordeno y mando. Con pérdida del equilibrio, nervios, broncas. Así todo está más claro. Han acertado ya, seguro. El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.

La comunidad de Diego Lanzas.

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