Los hombres prefirieron las tinieblas a la luz

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

Es más fácil hacer el mal, que el bien. Si fuera fácil hacer el bien, cualquiera lo haría. Acercarse a las tinieblas es sinónimo de flaqueza, de debilidad, del camino fácil y la puerta ancha. Acercarse a la luz es signo de fortaleza, de carácter, del camino arduo y la puerta angosta. Dios habita en la Luz, Él mismo es la luz y la luz es la vida de los hombres. El diablo habita en las tinieblas.

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  1. EL QUE OBRA EL BIEN, CONFORME A LA VERDAD, SE ACERCA A LA LUZ

Bien es todo aquello que construye a la persona, que le hace crecer en valores y virtudes. Hacer el bien y evitar el mal es una máxima para nuestra conciencia (GS # 16 y CATIC # 1776), que nos invita a obrar siempre lo que le agrada a Dios (Rm 12,2) y evitar lo que le desagrada. Si hacemos el bien, debemos hacerlo conforme a la naturaleza del acto, no de la intención; porque podemos hacer el bien con una mala intención (dar limosna para que me vean y publicarlo sin fijarme siquiera a quién y cómo estoy ayudando). Si hacemos el bien, apoyados en la verdad de las  cosas, entonces obramos conforme Dios quiere y la Luz de Cristo habita en nuestro corazón.

  1. TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE LE ENTREGÓ A SU HIJO ÚNICO, PARA SALVARLO

Dios siempre quiere nuestro bien, por eso nos ama, nos crea y nos salva. Nos ama tanto que envía a su propio Hijo a salvarnos (Jn 3,17), poniendo de por medio su vida, para liberarnos del pecado, del diablo y la muerte eterna. La redención es una obra del amor misericordioso de Dios Padre por sus hijos, al grado, de no perdonar a su propio Hijo para darnos la salvación (Rm 8,32).  El amor consiste en que Él nos amó primero (1ª Jn 4,10) y siendo todavía pecadores (Rm 5,8), nos entregó a su Hijo para redimirnos.

  1. TODO EL QUE CREE EN JESÚS TIENE VIDA ETERNA

Sin embargo, la salvación implica cooperación humana. ¡Necesitamos creer! Aunque sea pequeña nuestra fe, pero debe estar llena de sinceridad, amor y humildad. Debemos confiarnos en su misericordia, sabiendo que no es mérito nuestro la salvación.  La confianza implica dejarlo todo en sus manos, ponerlo primero a Él en todas las obras que emprendamos, buscarlo primero a Él en todos nuestros problemas, creerle todo lo que nos dice porque nos ama. Debemos creer en su proyecto de amor para salvarnos, que consiste en amarnos unos a otros (Jn 13,34).

Que la cuaresma nos ayude a poner toda nuestra confianza en Dios, sabiendo que no podemos salvarnos solos, que la ciencia no lo puede todo y que el dinero no nos da toda la felicidad. El amor de Dios, que es la verdad plena, nos invita a caminar de la mano de Cristo, hacia la Cruz, en la cual Él será levantado (Jn 3,14).

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