Es más fácil hacer el mal, que el bien. Si fuera fácil hacer el bien, cualquiera lo haría. Acercarse a las tinieblas es sinónimo de flaqueza, de debilidad, del camino fácil y la puerta ancha. Acercarse a la luz es signo de fortaleza, de carácter, del camino arduo y la puerta angosta. Dios habita en la Luz, Él mismo es la luz y la luz es la vida de los hombres. El diablo habita en las tinieblas.
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EL QUE OBRA EL BIEN, CONFORME A LA VERDAD, SE ACERCA A LA LUZ
Bien es todo aquello que construye a la persona, que le hace crecer en valores y virtudes. Hacer el bien y evitar el mal es una máxima para nuestra conciencia (GS # 16 y CATIC # 1776), que nos invita a obrar siempre lo que le agrada a Dios (Rm 12,2) y evitar lo que le desagrada. Si hacemos el bien, debemos hacerlo conforme a la naturaleza del acto, no de la intención; porque podemos hacer el bien con una mala intención (dar limosna para que me vean y publicarlo sin fijarme siquiera a quién y cómo estoy ayudando). Si hacemos el bien, apoyados en la verdad de las cosas, entonces obramos conforme Dios quiere y la Luz de Cristo habita en nuestro corazón.
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TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE LE ENTREGÓ A SU HIJO ÚNICO, PARA SALVARLO
Dios siempre quiere nuestro bien, por eso nos ama, nos crea y nos salva. Nos ama tanto que envía a su propio Hijo a salvarnos (Jn 3,17), poniendo de por medio su vida, para liberarnos del pecado, del diablo y la muerte eterna. La redención es una obra del amor misericordioso de Dios Padre por sus hijos, al grado, de no perdonar a su propio Hijo para darnos la salvación (Rm 8,32). El amor consiste en que Él nos amó primero (1ª Jn 4,10) y siendo todavía pecadores (Rm 5,8), nos entregó a su Hijo para redimirnos.
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TODO EL QUE CREE EN JESÚS TIENE VIDA ETERNA
Sin embargo, la salvación implica cooperación humana. ¡Necesitamos creer! Aunque sea pequeña nuestra fe, pero debe estar llena de sinceridad, amor y humildad. Debemos confiarnos en su misericordia, sabiendo que no es mérito nuestro la salvación. La confianza implica dejarlo todo en sus manos, ponerlo primero a Él en todas las obras que emprendamos, buscarlo primero a Él en todos nuestros problemas, creerle todo lo que nos dice porque nos ama. Debemos creer en su proyecto de amor para salvarnos, que consiste en amarnos unos a otros (Jn 13,34).
Que la cuaresma nos ayude a poner toda nuestra confianza en Dios, sabiendo que no podemos salvarnos solos, que la ciencia no lo puede todo y que el dinero no nos da toda la felicidad. El amor de Dios, que es la verdad plena, nos invita a caminar de la mano de Cristo, hacia la Cruz, en la cual Él será levantado (Jn 3,14).