Los excluidos por enfermedad

Pbro. Crispín Hernández Mateos
Pbro. Crispín Hernández Mateos

El libro de Levítico establece las normas precisas para tratar a un enfermo de lepra (Lev 13), evitando con ello, la propagación de la enfermedad, el cuidado de los sanos y la recuperación del enfermo. Son reglas duras, tal vez poco sensibles, pero adecuadas para salir pronto de la enfermedad. La lepra, es una enfermedad de la piel, erradicada casi totalmente del globo terráqueo. Hoy en día, vivimos la expansión de un virus por todo el mundo (pandemia), por lo cual, debemos seguir las medidas sanitarias pertinentes, para evitar contagios y la propagación de la enfermedad.

 

  1. SE LE DECLARARÁ IMPURO Y CONTAMINADO

La enfermedad de la lepra le hacía vivir al enfermo una situación de impureza por lo cual no podía entrar al Templo. Esto traía como consecuencia ser apartado de la comunidad y vivir lejos de la presencia de Dios, hasta que fuera curado. La impureza podía contaminar a otros, por lo cual, se le pedía no tener contacto con los demás. Además, en caso de duda si era lepra, se le aislaba siete días (Lev 13,4), al término de los cuales, se examinaba su piel y si los signos permanecían igual se le volvía pedir que se aislara siete días más (Lev 13,5). Después de este tiempo, si no se veían signos de la enfermedad se le declaraba pura a la persona. Hoy en día, con la enfermedad provocada por el Coronavirus, en caso de tenerla, la sociedad te estigmatiza, te separa, te aparta, te denigra, te hace sentir como si no importaras ni valieras.  

 

  1. VIVIRÁ SOLO, FUERA DEL CAMPAMENTO

Esta medida, un poco insensible, es necesaria para no contagiar y contaminar a los demás. Sin embargo, esto puede traer dos situaciones contrarias entre sí: por una parte, la separación previene de más contagios, pero también puede mostrar indiferencia al dolor ajeno, lo cual, ocasionaría que la persona no fuera curada por la comunidad, inclusive, en algunos casos, la estaría condenando a morir sola. Eso mismo pasa ahora con el Coronavirus, por dicha enfermedad, te aíslan y te dejan solo, la gente se aleja totalmente de ti por miedo, por precaución o por indiferencia. Sin embargo, Jesús nos enseña, que con amor, cariño y buen trato, el enfermo puede ser sanado y reincorporado a la comunidad (Mc 1,40-45)

 

  1. VESTIRÁ ROPA DESCOSIDA Y SE CUBRIRÁ LA BOCA

La persona, al ser declarada con lepra, debía mostrar a la comunidad su condición de impureza y de enfermedad: el vestido rasgado, la cabeza destapada, la boca cubierta y gritar su impureza. Esto ayudaba a las personas sanas a distinguir al leproso, por lo cual, podían alejarse rápidamente de él, tomar su distancia o estar prevenido. Hoy en día, las medidas para prevenir el coronavirus son: usar cubre bocas, lavarse las manos con agua y jabón (o gel antibacterial), tomar una sana distancia y revisar la temperatura. Sin embargo, cuando se tienen los síntomas, las personas no avisan a las autoridades por miedo o vergüenza, y no se sabe en dónde están los casos de personas contagiadas. Si usamos las medidas sanitarias, evitamos reuniones masivas (fiestas, convivencias, mítines políticos o campañas) y nos quedamos en casa, podemos prevenir más contagios. Si te cuidas tú y nos cuidamos nosotros, nos cuidamos todos. Cada vez que salgamos, debemos lavarnos o bañarnos y evitar tocar o abrazar a las personas más vulnerables. Sin embargo, jamás debemos discriminar a las personas enfermas.

 

Por: Pbro. Crispin Hdez. Mateos

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