Los obispos estadounidenses publicaron un informe de veinte páginas que enviaron al Ex Sínodo.
El texto es un resumen de, supuestamente, más de 35.000 participantes y más de 1.000 sesiones de escucha, en las que el 76% de las diócesis estadounidenses presentaron informes. En él se habla de «división en el seno de la Iglesia universal» y de «mensajes contradictorios sobre lo que significa ser católico».
El primer ejemplo de «tensión» y «estrés» es la liturgia:
Lo que se desprende de varios informes es que, además de la discusión sobre las preferencias litúrgicas, la celebración de la misa en latín parece ser un punto focal de debates más amplios sobre la tradición, la modernidad y las mejores formas de alimentar la fe«.
La liturgia no es una cuestión de preferencias, sino de la forma perfecta de adorar a Dios.
Otra cuestión es cómo tratar a los homosexuales impenitentes, ya que «muchos expresaron» que conocen a personas que luchan por ser «aceptadas» por la Iglesia porque practican la fornicación homosexual o natural o viven en adulterio. El lugar donde la Iglesia se complace en «aceptar» a esos pecadores es el confesionario, a condición de que las personas en cuestión estén dispuestas a arrepentirse.
Otro punto interesante es que varios obispos señalaron que «el contacto directo con Roma no es muy frecuente», rechazando la afirmación propagandística de que la Curia romana se ha vuelto «mucho más accesible» a los obispos desde Francisco.
Los obispos sí expresaron su frustración por el hecho de que la comunicación entre los obispos y las oficinas de la Santa Sede podría ser mejor, «poniendo como ejemplo que en el pasado solían ser informados con antelación de un documento que sería publicado posteriormente por uno u otro de los dicasterios. Esto no parece ocurrir con tanta frecuencia como antes».
esnews.
